Llegará noviembre y con el mes 11 del año, un nuevo incremento del boleto de transporte público de pasajeros metropolitano, que monopoliza el Grupo Z entre Posadas, Garupá y Candelaria.
Comúnmente conocido como el “boletazo”, es un beneficio económico para la concesionaria, que a su vez percibe jugosos subsidios de los Estados municipal, provincial y nacional. Es decir, no vive únicamente de lo que recauda con el boleto.
Sin embargo, con los millonarios ingresos que se encarga de asegurar que “no alcanzan”, lo único que se sigue observando son las inversiones en otros municipios (donde avanza con sistemas similares, como el de la zona centro) o provincias, incluso países del cono sur.
Pero no llegan a los pasajeros de Posadas, Garupá y Candelaria que lo deben padecer a diario. Aunque tiene como práctica llamar “falso” o “fake” a cualquier crítica que le hagan las comisiones barriales o los medios de comunicación, no pone el mismo énfasis para arreglar la entrega de tarjetas SUBE Misionera que el parte del grupo empresario.
Menos en incrementar el monto máximo de recarga de crédito, en tiempos donde las billeteras electrónicas podrían evitar el “peregrinar” de los usuarios por los comercios para comprar crédito y poder viajar (por cierto, cada vez menos).
Ni mencionar las frecuencias, recorridos, estado de los colectivos y tantos dramas que a esta altura nadie espera que los solucionen. Porque el Estado, que debe exigirle, deja que todo funcione a conveniencia Z.
En definitiva, los “boletazos” se suceden pero las respuestas a los reclamos siguen durmiendo en los cajones de escritorios de personas que deben decidir y que, evidentemente, no viajan en colectivo.