Viajar en colectivo urbano en Posadas se volvió una verdadera y lamentable caja de sorpresas para los usuarios del Grupo Z. Es que un día los pasajeros pueden encontrarse con que no funciona el lector de código QR (ver recuadro), al siguiente subirse y descubrir que su tarjeta SUBE Misionero dejó de estar operativa sin motivo aparente. Todo eso mientras en horario pico deben esforzarse por encontrar un espacio para poder respirar en medio de unidades colapsadas que pasan de largo muchas paradas porque no entra ni un alfiler.
Los pasajeros ya se resignaron y aceptaron en la mayoría de los casos que el “viajar mal” es la norma y no la excepción. Por eso, a los vecinos del barrio Aeroclub de Posadas poco les llamó atención ayer cuando advirtieron que una de las dos líneas que ingresan a esa zona había sufrido la quita de frecuencias, ocasionando demoras y dolores de cabeza. No obstante, decidieron denunciar la situación y recurrir al defensor del Pueblo de Posadas, Alberto Penayo, para intentar encontrar una solución.
Un problema tras otro
El presidente de la comisión vecinal del barrio Aeroclub, Ariel Bogado, explicó en diálogo con PRIMERA EDICIÓN que los vecinos dependen de las líneas 85 y 125 del Grupo Z, debido a que son las únicas que ingresan a ese lugar ubicado en las afueras de Posadas.
En ese sentido, indicó que en el caso puntual de la línea 85 (que va hasta la Terminal Quaranta) ya habían aceptado las múltiples fallas, especialmente a la falta de refuerzos en los horarios de mayor demanda.
“Es algo normal y esperar el 85 es una cuestión de suerte. Los refuerzos no salen porque no anda el lector de tarjeta SUBE. En horario pico es imposible viajar con los chicos que van a la escuela, los adultos a su trabajo y todo el resto de personas”, lamentó.
Pero como siempre se puede estar un poco peor, los usuarios del barrio Aeroclub advirtieron que la otra línea, la 125, también cortó sus refuerzos y de una frecuencia de 10-12 minutos en horario pico, pasó a ser prácticamente de media hora.
“Se complicó todo aún más”, resumió Bogado, quien en su rol de referente barrial empezó a canalizar los reclamos ayer.
La situación fue reconocida por los propios inspectores de la empresa, quienes no brindaron mayores detalles al respecto.
“El problema no son los inspectores o los choferes, está más arriba”, aclaró el entrevistado, quien apuntó que entre “los rumores que circularon fue que se pudo tratar de la previa a un posible paro que se viene. Ese es el comentario que circula entre los choferes”.
Estado de los coches
Otra de las cuestiones a la que hizo referencia el líder barrial fue al estado de los coches con los que deben viajar los usuarios.
“Nos mandan colectivos que ya son para descartar y los utilizan para brindar los refuerzos. Los que más sufren con todo esto son los trabajadores”, lamentó.
Tal lo mencionado en párrafos anteriores, Bogado puso en conocimiento de todo esto a Penayo.
“Me dijo que redacte una nota firmada por los vecinos y se la lleve para que él pueda presentarla en la empresa. Veremos que ocurre”, concluyó.
¿Modus operandi?
La experiencia de los vecinos del barrio Aeroclub es similar a las quejas que llegan todos los días en la Asociación Civil de Protección y Difusión de Derechos de Usuarios y Consumidores “Defender”.
Su titular Marcos Contreras, en diálogo con este Diario semanas atrás, expuso que a medida que los barrios se van alejando del centro posadeño, peor es el servicio de transporte urbano que reciben los vecinos, a pesar de que por la lejanía, dependen más del mismo.
“El circuito metropolitano es el más visible y ahí podés ver nuevas unidades. Pero cuando te alejás de la gran urbe, empezás a observar las deficiencias, con unidades con techos rotos, caños y asientos sueltos; etc”, criticó Contreras en su momento.
En ese contexto, un proyecto que ingresó al Concejo Deliberante posadeño en una de sus últimas sesiones también da cuenta de malestar de vecinos de barrios lejanos al casco céntrico por falta de frecuencias.
A esto hay que sumarle que quienes viven alejados padecen también la falta de puestos de carga de la tarjeta SUBE Misionero, cuyo control está en manos también del Grupo Z. Cabe recordar que con esta modalidad de pago, el pasaje tiene un valor menor que haciéndolo en efectivo.
Inconvenientes con el QR
Mientras que los vecinos del barrio Aeroclub esperaban ayer el colectivo, al mismo tiempo cientos de usuarios que intentaban pagar el pasaje desde el celular con el código QR se encontraban con que no podían hacerlo. “Es una falla del sistema”, era la respuesta que se escuchaba de los choferes, a quienes les tocó en primer lugar dar la mala noticia.
Con el correr de los minutos, la empresa Servicios Urbanos, del Grupo Z, sacó un escueto comunicado donde le restó importancia a lo ocurrido.
“En el día de la fecha se detectaron demoras en el sistema de pago con QR en algunas unidades”, fue el argumento de la firma.
Sin embargo, no es la primera vez que ocurre un episodio como este que deja a los usuarios a la “buena voluntad” del conductor de la unidad de turno.
Ayer, por ejemplo, sobraron testimonios de pasajeros que en esa “demora”, se encontraron con que no tenían la tarjeta SUBE Misionero o dinero en efectivo (los otros dos medios de pago) por lo que no pudieron viajar o tuvieron que pasar momentos de tensión y discusión con los choferes.
Aumento de la carga
En este contexto, esta semana podría haber novedades acerca del proyecto que está congelado en el HCD de Posadas que plantea elevar el tope de carga de la SUBE Misionera de $600 a $6.000.
Si bien hoy no se puede acceder al plástico porque la empresa dejó de emitirlo, la medida anterior es un fuerte reclamo que vienen realizando los usuarios que sí cuentan con la misma.