Mientras desabrochaba una nueva pregunta, de pronto, comencé a dudar, a preguntarme ¿De qué se trata vivir? algunos buscan respuestas en religiones, otros en el cómodo sillón del nomeimportismo, la vecina no se entera de nada, la otra, se complica con todo.
La televisión reemplazó al cielo estrellado, alguien se arrastra por las escaleras, es la rutina haciendo lo mismo cada día, en el armario de la memoria están guardados bajo llave, las creencias, ellas son intocables y para algunos, definitivas.
A mí no me dijeron qué es la vida, tampoco crecí viendo televisión, de joven llevaba preguntas hasta en los bolsillos, la duda era mi bufanda. Pasó el tiempo presentándome a la experiencia, esa señora que enseña tantas cosas. Con el tiempo aprendí, que soy mucho más de lo que veo cuando me paro frente al espejo, desde entonces le di más importancia a la esencia y opté por formarme y transformarme.
Aprendí que en la vida tenemos derecho a ser libres, a ser felices, a ser amorosos, a estar sanos, pero lo más importante que aprendí, es que los derechos son también deberes y eso deja en nuestras manos la responsabilidad de vivir bien, porque entonces tenemos el deber de ser felices, el deber de saber amar, de mantenernos sanos, de ser indefinidamente libres y para todo eso, precisamos prepararnos, es decir, aprender a vivir.
Aprendí que no nacemos completos, que completarse es formarse y con ello, entender cómo funciona la vida, aprendí que somos poderosos, paradójicamente me sorprendí al ver que la mayoría no usa casi nada del poder y las capacidades que tiene, aprendí que mucha gente fue programada para sufrir y que la infelicidad es una opción. Aprendí la importancia de vivir el presente, la necesidad de disfrutar, la conexión del cuerpo con la mente, la influencia de las emociones sobre el cuerpo, que cada día es una oportunidad.
Entonces aprendí que la vida es lo que tú decidas que sea. Quiero que te des la oportunidad, de tener una vida espectacular.
Fraternalmente, CHAMALÚ