Hace poco más de un año un hombre que había intentado matar a su concubina a martillazos, había sido condenado por el Tribunal Penal de Oberá a la pena de 12 años de prisión. Tras la solicitud del defensor oficial, con el visto bueno de los jueces, el hombre abandonó la Unidad Penal II y ahora se encuentra en la vivienda de un familiar donde cumplirá el resto de la condena.
La novedad trascendió en las últimas horas pero la orden fue firmada en los primeros días de este mes. Se trata de Blas Olindo Bóveda (55), a quien las autoridades del Tribunal le concedieron la solicitud urgente de “prisión domiciliaria” solicitada por el defensor oficial Matías Olivera.
Los magistrados ordenaron que la medida fuera efectivizada en un domicilio del barrio 90 viviendas de Garupá, lugar donde reside la hermana del condenado.
Le impusieron la obligatoriedad de no abandonar el lugar por ninguna circunstancia, salvo que mediara una situación de extrema urgencia médica, algo que deberá ser informado por un familiar o el defensor al día siguiente con la presentación de un certificado médico que acredite el motivo de la salida de su “lugar de reclusión”.
En caso que necesite asistir al médico por su diagnóstico de diabetes, deberá solicitar previamente una autorización judicial.
Otro punto además muy importante, es que Bóveda está obligado a no tener ningún tipo de contacto con la víctima, su exconcubina, ya sea vía llamada telefónica, mensajes por celular, redes sociales o cualquier otro medio.
Su prisión domiciliaria estará vigilada por el Patronato de Liberados de la Provincia de Misiones. También ordenaron que la víctima sea notificada vía comisaría de San Vicente respecto a las actuaciones, es decir, que tenga conocimiento que su agresor salió de la cárcel para cumplir la domiciliaria en una localidad distinta a donde él residía.
La condena
El 5 de octubre de 2022 el Tribunal conformado por los magistrados Francisco Clavelino Aguirre, José Pablo Rivero y el subrogante Amado Julio Dante Carvallo, condenaron a Bóveda por el delito de “homicidio agravado por haber sido cometido contra la persona con quien ha mantenido una relación de pareja y mediando violencia de género en grado de tentativa”.
El debate se desarrolló en una sola jornada y la testigo principal fue la víctima, quien declaró ante los magistrados: “Anteriormente me había pegado muchísimo y por eso nos separamos. Toda la vida viví así con él…”. Recordó que la madre de él no lo soportaba y por pedido de la familia aceptó que volviera a vivir con ella. Le dijeron que se iban a hacer cargo si volvía a portarse mal.
La fiscal Estela Salguero había pedido 12 años de prisión efectiva para Bóveda, mientras que el defensor solicitó al Tribunal el cambio de calificación por el de “lesiones leves agravadas” y una condena de 2 años.
Cuatro martillazos
El caso ocurrió el 19 de diciembre de 2020 en el barrio Unido de San Vicente. Eran las 15, cuando la mujer de 49 años en ese entonces se había acostado a dormir porque estaba cansada del trabajo.
Bóveda, que era remisero, llegó y puso música a alto volumen.
La mujer se levantó a recriminarle y él tomó un martillo y la golpeó a la altura de la oreja y en el medio de la cabeza. En total cuatro veces. Se interpuso su hijo, quien frenó al agresor y así la salvó de ser víctima de femicidio.
13
meses purgó condena en la prisión. Fue sentenciado a 12 años de los cuales ya había cumplido casi 2 al momento del fallo.