Escenas de mucho dolor se vivieron ayer en el Tribunal Penal de Eldorado cuando dos de las víctimas de corrupción de menores relataron los tormentos que vivieron y presenciaron en el hogar Tabita de Montecarlo.
Todo esto frente al hombre que está siendo juzgado desde el lunes, Omar Raúl Mudry (67), quien era el responsable del alojamiento para los niños y sobre el cual pesa una condena previa a 30 años de prisión desde 2011 por siete casos de abusos a menores.
Primero declaró la madre de quienes entonces, en 2001, tenían 6 y 4 años (un tercer hermano era un bebé de un año). La mujer sin poder contener el llanto les pidió en reiteradas ocasiones perdón a sus hijos por dejarlos en dicho hogar, y que “aún se culpa por lo sucedido. Hubiera preferido vivir en una carpa con ellos de haber sabido lo que les iba a pasar”.
Relató que en ese entonces no tenía vivienda y padecía una extrema pobreza y que por eso decidió dejarlos al cuidado de Mudry. Cuando consiguió un techo, cinco años después, regresó por ellos y se enteró por la boca de sus hijos de la pesadilla que vivieron allí.
Agregó que el encargado (ahora imputado) le negó ver a los niños en numerosas ocasiones con distintas excusas. “Caminaba kilómetros y no podía verlos o saber como estaban”, se lamentó.
La primera víctima en declarar fue quien al entrar al hogar tenía 4 años y que ahora es una mujer adulta.
“Hacía practicar a niñas y niños para enseñarles a tener relaciones. Los besaba para que aprendan como iba a ser cuando sean grandes”, dijo quebrándose en numerosas ocasiones.
“Los castigos eran muy severos, como ser encerrarnos en un galpón, golpizas con cintos o no darnos de comer. Del hambre nos alimentábamos con maíz crudo o zanahorias de la chacra y tirábamos las cáscaras a los animales para no ser descubiertos. Si mi hermanito más chico que era bebé se orinaba le ataba el ‘pilín’ con una piola y le hacía chupar la orina del colchón y soplar hasta que se seque”, recordó llorando. Al momento de declarar su hermano -en ese entonces de 6 años- ratificó lo dicho por su hermana en gran parte.
También declaró una joven que estuvo junto a su hermana en el hogar y que ésta, antes de morir, le contó a su familia que fue abusada y maltratada. Un dato no menor es que había al principio entre 40 y 50 niños en el lugar, sin embargo la mayoría logró escapar.
Según las víctimas que declararon ayer, el acusado se hacía llamar “papá” por los niños y que “algunos menores tenían tanto temor de ser castigados o ser enviados a trabajar a la chacra de madrugada con frío o lluvia, que cuando iban adultos se ocultaban para que no les pregunten cómo estaban (sabían que el encargado escuchaba)”.