Esta es una carta que recibimos quienes estamos adheridos a la página del mensajero de la sabiduría chamánica amazónico-andina, Luis Espinosa o Chamalú y se la comparto con ustedes para desaprender juntas.
Dice así: Rosanna, hubo una época en la cual la mujer estaba dormida prisionera del miedo, adicta al consumismo, traficando vacíos, cultivando sinsentidos.
Hubo una época de zombis disfrazados de mujeres sumisas y resignadas, incapaces de poner de pie su punto de vista, sobrevivían relegadas a roles secundarios, en los cuales estaba garantizada su ignorancia mientras su cuerpo era castigado con la represión. Ese tiempo fue interrumpido bruscamente por la mujer que luego de sospechar que la vida es otra cosa, se atrevió a dudar de lo que le contaron y, poniéndose las botas del inconformismo, salió a la calle y se fue en contravía llevando en su bolso innumerables preguntas y una consigna entonada a coro por todas sus células: “nunca más víctima”.
El futuro será femenino o no habrá futuro, lo venimos diciendo hace décadas, sin embargo un detalle para no olvidar: la mujer no nace, se hace, después de desaprender y deshierbar lo que fue sembrado en el jardín de su corazón, emerge una otra consciencia, esa que inaugura una vida auténtica.
La sociedad patriarcal recomienda una profunda frivolidad, devoción al consumismo y una mal disimulada desconexión de lo sagrado, que mutila la sensibilidad femenina y la gradúa de zombi, hace muchos años comenzamos a sembrar ideas de rebeldía existencial, a tejer sueños de libertad lucida y saludable disidencia con lo que no tiene sentido.
En realidad, solo quise escribirte para recordarte que eres poderosa, pero solo luego de haberte despertado; que estás hecha con el mismo material de las estrellas, que el amor de un hombre dormido es opio para la mujer, que casi todas las mujeres fueron educadas entre el miedo al rechazo y la necesidad de quedar bien y eso apesta; que la mujer infeliz y sumisa que se conforma con lo insoportable es un mal ejemplo para las demás, que hay demasiadas mujeres luchando muy bien en una trinchera equivocada, encandiladas por un fugaz éxito financiero.
Vine para recordarte que tienes permiso para rebelarte, para ser tú misma, pero tu mejor versión; para apasionarte desapegadamente por la vida y hacer de ella tu mejor obra de arte.
De Chamalú. [email protected]