Acusados de cometer dos episodios violentos en los que pusieron en riesgo la vida de terceros, entre ellos una familia y un empleado de heladería, Ramón Antonio Schetzel (38) y Nahuel Alejandro Xaikosi (29) comenzaron a ser juzgados ayer ante el Tribunal Penal 2 de Posadas, donde uno de ellos intentará defender su inocencia por presunta inimputabilidad mental y el restante le atribuye la culpa al daño causado por el abuso de drogas.
Están acusados por un hecho de “robo calificado por cometerse con un arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudiera tenerse por acreditado” y otro “robo calificado por el uso de arma de fuego”.
Ante el tribunal presidido por Gregorio Augusto Busse y los vocales Carlos Jorge Giménez y César Antonio Yaya y las partes representadas por el fiscal Vladimir Glinka y la defensora oficial Celina Silveira Márquez, se inició ayer el juicio oral a Schetzel y Xaikosi, dos presuntos asaltantes que además de armados, cometían sus fechorías con relativa astucia, por ejemplo: simulaban asaltar como motochorros con los cascos puestos pero huían en un automóvil, para despistar a las cámaras de seguridad y eventuales testigos.
El martes 2 de julio, a las 20 aproximadamente, en el centro posadeño habrían interceptado a una familia que llegaba a su vivienda sobre calle Alvear y escaparon con sus pertenencias de mano y con la llave de un automóvil.
Cuatro días después, el sábado 6 por la noche decidieron asaltar una heladería en la zona oeste posadeña, avenida Chacabuco en el cruce con Aguado, todo de acuerdo al expediente elevado a juicio por el juez de Instrucción 1, Marcelo Cardozo y la fiscal Amalia Benedicta Spinnato.
De este atraco huyeron con 2.300 pesos y fueron perseguidos de inmediato gracias a las descripciones que dio la víctima directa, el empleado del comercio en ese momento.
Tras la lectura del requerimiento de elevación a debate, Schetzel y Xaikosi aceptaron declarar, ser indagados por el fiscal, defensa y los jueces.
Schetzel fue el primero en sentarse en el banquillo y tras cotejar los datos filiatorios con el juez Busse, ofreció su coartada. Admitió que el sábado 6 de julio salió a robar para saldar una deuda con un amigo al que identificó como Cristian Javier Díaz (31), acribillado a balazos en su kiosco del barrio Yacyretá, durante la madrugada del domingo 8 de mayo de 2022 y por presuntos sicarios brasileños en un ajuste de cuentas vinculado al mundo narco.
Según Schetzel, Díaz conducía un Chevrolet Corsa gris al que le quitaron las patentes para salir a “trabajar”.
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“Yo no quiero salir pero vamos, yo te voy a pagar lo que te debo, le dije a Cristian y me bajé a hacer ese laburo de la heladería”, resumió el imputado de amedrentar con un arma de fuego al empleado de la heladería de la cadena Grido, saltar el mostrador y llevarse la recaudación.
Tras el alerta al 911, se inició la persecución del Comando Radioeléctrico y la comisaría Decimoséptima, sobre la avenida Almirante Brown y calle 91A colisionó el Corsa a un vehículo estacionado y le cerraron el paso los patrulleros. Schetzel aseguró en debate que se quedó inmóvil en el automóvil y que Díaz salió a correr.
Adentro del auto se secuestraron dos cascos de motociclista, los que utilizaban para cubrirse el rostro y fingir que escapaban en moto, cuando en realidad lo hacían en un vehículo de cuatro ruedas.
“Soy culpable de todo, comencé a consumir cocaína y no tenía trabajo”, repitió ayer Schetzel al tribunal. “Estoy arrepentido de lo que hice, siento la ayuda de Dios y aprendí varios oficios detenido”, agregó el imputado antes de su intento por desligar a Xaikosi: “Mi compañero acá no tiene nada que ver, no lo conozco, yo estuve con Díaz esa noche”.
Nahuel Xaikosi por su parte, llegó al debate bajo libertad supeditada y se presentó también como “inocente, no tengo nada que ver con esto (…) Me detuvieron y me metieron un robo calificado. Estuve cuatro meses detenido y esa noche yo paseaba por el barrio La Querencia (Almirante Brown y Las Heras) cuando me agarró la policía. Yo me asusté por el operativo y corrí hasta que me atraparon. Esa noche yo acompañaba a mi amigo a visitar a la mamá que vivía cerca”.
“En ese momento yo ya estaba bajo tratamiento psiquiátrico”, remarcó Xaikosi como su principal carta en el debate.
Sobre su salud mental detalló la psiquiatra integrante del Cuerpo Médico Forense del Superior Tribunal de Justicia, Cintia Roxana Diplotti. Sostuvo que tanto el joven de 29 como Schetzel están en condiciones de ser juzgados y comprenden sus actos.
En el caso de Xaikosi, agregó que posee antecedentes por consumo excesivo de estupefacientes, que se le asignó un tratamiento en el centro de rehabilitación Manantial, pero que lo abandonó. La médica confirmó a su vez que, para contención del encartado sugirió que asista al juicio acompañado por su madre.
El debate continuó hoy con nuevos testigos, mientras que la jornada de alegatos y sentencia fue prevista para mañana, jueves.