El domingo 20 de diciembre de 1998, con una ceremonia oficial y una misa, quedaba inaugurada oficialmente una de las imágenes más icónicas de Jardín América: el Cristo de la Hermandad tallado en madera por el escultor chileno Luis Javín Sizzara.
El artista, radicado en Argentina durante décadas, había iniciado una “cadena de la hermandad”, consistente en erigir en cada provincia un Cristo de madera como forma de dar a conocer el amor y la unidad en Jesús.
Aproximadamente tres años antes, allá por 1995, Sissara contaba que recibió una revelación en la que se le encomendaba esta tarea. Durante su trabajo anterior en Itá Ibaté (Corrientes), el empresario transportista jardinense Jorge Tayar conoció a Sizzara y lo invitó a instalar su siguiente Cristo en esa
localidad misionera.
En un predio cedido por el mencionado empresario, Sizzara inició su talla en un árbol de timbó traído de Itá Ibaté, una pieza extraordinaria con un diámetro de 1,60 metro y una altura de 8,5.
Por gestiones de Tayar, se consiguió una grúa en la localidad de Puerto Rico, la cual llegó a Jardín al promediar la tarde del 20 de diciembre de 1998, después de varias adversidades.
El público se acercó entonces al frente de la terminal, sitio donde se emplazó originalmente la pieza, sobre una cruz de lapacho y un pedestal de concreto que alcanzaba en total una altura total de 18 metros.
Finalmente, en noviembre de 2020, la pieza de madera, vencida por el deterioro del paso del tiempo, fue reemplazada por una réplica construida por Jimy Alan Bretín y Hugo Deines en fibra de vidrio, con algunos restos de la madera original usados como base y una pintura exterior a cargo del profesor Enzo Reinoso.