Cada año, cientos de familias atraviesan un drama: no conseguir maestra de integración escolar para sus hijos. Tal es así que muchas mamás comenzaron a publicar desde ya sus búsquedas en las redes sociales para asegurar una maestra integradora para el ciclo lectivo 2024.
Además, la mayoría de las familias ampliaron su búsqueda a los acompañantes terapéuticos: una profesión que, si bien no es la idónea (según las obras sociales) para llevar a cabo el rol de integración escolar, es la única alternativa para esos chicos que necesitan acompañamiento, ya que son muchos los profesionales de esa área.
“Lo que pasa es que muchas chicas ya están contratadas para este año, ese es el tema. No se consigue fácilmente. Antes lo que yo hacía era buscar solo maestra integradora y no se conseguía, hasta que me recomendaron buscar acompañante terapéutico porque mi hija necesita ser acompañada más que nada en el tema social y en el colegio hasta que ella recupere su autoestima. Y ahí si empecé a tener muchas llamadas de chicas que mandaban su currículum. Acompañantes terapéuticas hay muchas, maestras integradoras no”, comenzó contando Claudia Martínez, una de las mamás consultadas por PRIMERA EDICIÓN.
En el caso de Claudia, tiene una hija de 7 años que tiene problemas del habla y desde el colegio le solicitaron integración escolar. A su vez, como el año pasado ya buscó sin éxito una maestra integradora, este año directamente explicó que buscará un acompañante terapéutico.
“Hay muchas búsquedas como todos los años lamentablemente. Son trabas que siempre están presentes. Se buscan acompañantes terapéuticos porque no se consiguen del título específico que piden (psicopedagoga o profesora de educación especial). A su vez cuando se consigue, el problema es que no todas las obras sociales lo aceptan”, agregó Lidia, otra de las mamás consultadas por este Diario.
“Acompañantes terapéuticas hay muchas, maestras integradoras no”.
Si bien Lidia consiguió una maestra de grado para que su niño de 7 años realice integración escolar, contó el enorme desafío que eso conllevó. “El año pasado después de tanto buscar conseguimos una maestra de grado que la prepaga aceptó mediante una nota explicando los motivos de por qué no conseguíamos psicopedagoga o profesora de educación especial”.
He ahí otra de las vetas del problema ya que no todas las obras sociales aceptan que la integración la realicen otros profesionales que no sean psicopedagogas o profesoras en educación especial.
A su vez, del lado de las profesionales, casi ninguna quieren trabajar con obras sociales porque, en el mejor de los casos tardan tres meses en abonar.
Sostener económicamente la integración: otro problema
Como la mayoría de las profesionales elige trabajar de forma particular, las familias deben costear todo el gasto que conlleva sostener la integración de sus hijos. Así lo contó Carina la mamá de una niña que pasó al 5to grado y requiere integración.
“En nuestro caso, este año conseguimos una chica que nos cobra 2.000 pesos la hora. Nosotros solo podríamos pagarle 2 horas por día y el resto de jornada nuestro hijo estaría solo. Eso sería 160.000 pesos por mes”, indicó.
Si bien lo ideal es que la maestra esté toda la jornada con el alumno, Carina confesó que pagar 160 mil pesos por mes es un monto que le cuesta muchísimo ya que tiene otros hijos que, si bien no requieren integración, también están en edad escolar.
A eso, Claudia agregó que en su caso ella buscará “repuntar” la situación terapéutica de su hija y tratar de salirse de ese gasto ya que es inviable para su economía que debe abastecer a dos chicos más.
La voz de profesionales que se dedican a la integración
Para conocer cómo viven esta situación las profesionales que se dedican a la integración escolar, este Diario consultó con Jazmín Kinder, psicopedagoga que realiza integración escolar.
Kinder reconoció que, en primer lugar, son pocas las profesionales que eligen hacer integración escolar de cara a otras posibilidades que tiene la profesión; y en segundo lugar que, las que sí trabajan en eso, prefieren arreglar de forma privada con la familia, no mediante obras sociales ya que, tal como lo mencionaron las mamás, éstas tardan meses en abonar y para ese entonces el salario se va licuando con la inflación.
“Por lo general es un trabajo duro, acá en Misiones no existen las integraciones parciales. De hecho, cuando un profesional específica que puede estar parcialmente en una integración acompañando a la persona con discapacidad, se rechaza esa disponibilidad”, afirmó.
Muchas veces se rechaza el apoyo parcial de la maestra integradora porque fehacientemente eso no le va a servir al niño o niña, pero también muchas veces porque las escuelas “se lavan las manos y delegan toda la responsabilidad sobre ese niño niña a la maestra integradora”, explicó Jazmín.
En cuanto a los montos que corresponden, Kínder explicó que las obras sociales oficializaron un aumento por lo que una maestra integradora debería cobrar alrededor de 170 mil pesos un módulo de apoyo que consta de 8 horas semanales. Sin embargo, recordó que “son 170 mil pesos que se cobran a los tres meses, y que una maestra solo puede tener dos pacientes como mucho, no alcanza teniendo en cuenta cuánto está la canasta básica”, afirmó.
De no ser por obra social, “lo ideal es que la familia pague lo que está regulado por nomenclador, pero es comprensible que hay un contexto socioeconómico que no nos afecta solo a nosotros sino a las familias, por eso muchas veces lo económico queda en el arreglo privado entre la familia y la maestra pese a que lo que establece el nomenclador también es poco”, finalizó.