Dana Ziegler trabaja en el Hogar de día de Salud Mental Comunitaria, del kilómetro 1 de Eldorado, en la tarea de acompañamiento a personas adultas en situación de consumo problemático.
“Nos toca acompañar más a varones porque las mujeres tienen más vergüenza de pedir ayuda y no se acercan a estos espacios. Pero sabemos que en los montecitos de barrio Antiguo Centro y Pinares viven entre 30 y 40 mujeres adultas en situación de calle y nadie habla de eso. Nosotros podemos hacer acompañamiento, poner todo el amor y voluntad del mundo, pero si ajustan nuestro programa, no nos mandan recursos, no tenemos para ofrecerles un plato de comida, si cuando cerramos el centro de día Eldorado no tiene un hogar de tránsito donde puedan pasar la noche… entonces nuestro acompañamiento es casi como ir contra molinos de viento”.
No obstante, señaló que cuentan con un equipo interdisciplinario integrado por una psicóloga, una trabajadora social y ella como referente comunitaria y social.
“No hay carne ni verduras”
En tanto, contó que en ese mismo espacio hay varias compañeras organizadas a través del Programa Potenciar Trabajo que sostienen las ollas populares, comedores y merenderos que, “ahora dejaron de recibir este beneficio que es un salario social complementario por un trabajo que hacen… la gente está totalmente endeudada, tiene que pagar los servicios porque no podemos concebir vivir sin luz y agua, y por último la comida… la cosa está muy mal, voy a los barrios y las mujeres están cocinando con leña y en las ollas hay mandioca, fideo o arroz... todo blanco porque no hay carne ni verduras porque cada vez menos personas tienen verduras y frutas en sus heladeras”.