Es el segundo caso con ribetes similares que ocurre en inmediaciones de Puerto Esperanza en los últimos meses. El primero fue el 24 de enero cuando hallaron restos humanos calcinados que serían del fletero Ariel Peña, a metros de una camioneta incendiada. En tanto ayer a la madrugada también encontraron restos óseos quemados. Las circunstancias eran aún un misterio al cierre de esta edición.
Los efectivos de la comisaría se pusieron en alerta cuando minutos después de las 4 un hombre de 32 años llegó para solicitar ayuda puesto que había encontrado abandonado el automóvil de su padre de 63 y en las proximidades restos de una persona sobre el que no sabía si era su progenitor.
Al llegar al lugar encontraron huesos que estaban totalmente quemados junto con cubiertas que usaban para tareas de apicultura en la chacra.
El hijo especificó que el domingo a las 18.30 su padre se había retirado de su domicilio del barrio Nordeste de Puerto Esperanza, hacia su lote que se encuentra cerca del barrio Tero, ubicada a unos 1000 metros del casco urbano. Según detalló a los investigadores el hombre había salido con un rifle para ir a un “sobrado” con intenciones de cazar.
Pasaron las horas y se preocupó al notar que no había regresado por lo cual se dirigió al lugar. Divisó el automóvil de su padre con las puertas cerradas y cerca de ahí una fogata encendida con un fuerte olor a goma quemada. Al acercarse notó huesos que podían ser una persona, en medio de las llamas.
Al responder las preguntas de los policías el hombre habría explicado que él también salió armado cuando fue a buscar a su padre. Detalló que efectuó al menos 15 disparos hacia el monte porque había escuchado ruidos. Efectivamente en el lugar secuestraron casquillos de bala.
Los efectivos secuestraron el teléfono del hijo pero también el celular del padre, que estaba muy cerca del lugar donde se había originado el fuego. Ambos iban a ser revisados para determinar las últimas conversaciones de ambos, a fin de echar luz a lo acontecido.
Hasta últimas horas de ayer lunes no se había podido determinar si los huesos eran humanos o de un animal. Lo cierto es que no se sabía nada del paradero de esa persona.
La declaración del hijo acerca de cómo habían ocurrido los sucesos no fue muy clara. Por orden del Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú a cargo del magistrado Martín Brites, el hombre fue demorado para pruebas de barrido electrónico en sus manos, para confirmar que efectuó los disparos que dijo haber hecho.
Los restos fueron trasladados a la Morgue Judicial de Posadas para intentar determinar su origen y de ser posible extraer muestras que permitan un cotejo de ADN. Si eran humanos no iba ser posible una pericia dental puesto que sólo encontraron la tapa de un cráneo.
Se espera que la investigación pueda determinar si se trata de una persona, si fue asesinada, cómo perdió la vida o quién arrojó esos huesos al fuego. Si se trata del hombre desaparecido, por el momento se descarta que lo hayan matado para robarle, puesto que no se llevaron su vehículo. De él no se sabe nada. Tampoco encontraron su rifle.