“No la ven”, dicen como un mantra que aglutina seguidores, justifica sin contexto y suponiendo que así se ponen por encima de quien pueda pensar en el sentido opuesto.
La nueva casta política que hoy integra el Gobierno nacional arremete sin pausa contra una sociedad que a estas alturas esperaba otros enfoques y resultados.
Que la mayoría de los argentinos pedía un cambio de rumbo quedó expresado en las urnas y era más que necesario. Pero el cambio, en este caso, puso a la sociedad en un impensado nuevo nivel de crisis.
Nadie podía creerse el cuento de que el ajuste lo pagaría la casta, mucho menos cuando esa misma casta pasó a integrar la nueva administración.
Sobrevino la devaluación, la desregulación de precios y lo de siempre, nepotismo, autoaumentos de salarios y otras cosas a las que los gobiernos anteriores nos fueron acostumbrando. Todo bien regado de “no la ven”, objetivamente dirigido a quienes sí advierten que son más de lo mismo… solo que más caros.
La diferencia sustancial entre lo actual y lo anterior es el tipo de discurso y el nivel de ajuste al que se somete a la sociedad. Bajo el pretexto de que no la vemos aumentan exponencialmente la pobreza, suben impuestos y se crean otros sin que se les caiga una disculpa, arremeten contra privados y estatales por igual y aseguran que los precios ya bajaron ostensiblemente.