Hay muchos caminos para emprender. Pero lo que no puede faltar detrás de un proyecto es una razón de ser que le dé significado a la propuesta comercial y le permita perdurar en el tiempo. Vamos a hablar del propósito del emprendimiento, es decir, aquella promesa que perdura en el tiempo y se presenta ante los clientes como la promesa de tu marca.
En este sentido, podemos observar nuestros propios proyectos y responder tres preguntas clave:
1- ¿Qué hago? Producto o servicio.
2- ¿Cómo lo hago? Técnicas de fabricación del producto o generación del servicio.
3- ¿Para qué lo hago? Promesa, propósito o razón de ser de tu emprendimiento.
Cuando la tercera respuesta es egoísta, como podría ser “ganar dinero” u “obtener reputación” el cliente no lo aceptará como un propósito sino como un objetivo personal del emprendedor que no le suma ningún valor. Por lo tanto, lo rechazará. Lo interesante de este ejercicio de revisión de las 3 preguntas es que las 2 primeras pueden cambiar o mutar con el tiempo, las modas, o el avance de las tecnologías. Es decir, pueden caducar y exigir una reinvención por parte del emprendedor. En cambio, la pregunta 3, ligada al propósito, debería tener vigencia en el tiempo, aunque empecemos haciendo una cosa y terminemos ofreciendo otra. Vamos a bajar esta teoría a un caso práctico:
1- ¿Qué hago? camisolas para mujeres.
2- ¿Cómo las hago? Con materiales reciclables y teñidos naturales.
3- ¿Para qué lo hago? Para demostrar que se puede producir moda respetando el medio ambiente.
Este fabricante de zapatillas que hemos construido para visualizar un ejemplo, puede el día de mañana fabricar cualquier objeto o bien ofrecer servicios sin modificar la esencia de su propósito. El respeto al medio ambiente atravesará cualquier actividad que encare con su marca. Entonces te has preguntado
¿Cuál es tu propósito?
Una técnica interesante para trabajar en su definición es trabajar en lo que los japoneses denominan IKIGAI. Ellos aseguran que todas las personas -y las empresas- tienen una razón de ser. Si logramos encontrar la respuesta, sumaremos valor a nuestro emprendimiento, ya que el cliente percibirá que detrás de tu marca hay mucho más que productos o servicios. Tener propósito conecta y fideliza. Vale la pena dedicarle tiempo a la búsqueda de la respuesta.
Karyna González
Fundadora de Spacio Mujer
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