A pesar de las campañas informativas y de concientización que circulan sobre la tenencia responsable de mascotas, la castración continúa siendo un tema controvertido. No por las evidencias científicas que explican y afirman que no significan una amenaza para el animal, por el contrario, garantizan su bienestar; sino por los “mitos” que existen sobre supuestas consecuencias para su salud o su conducta.
En busca de argumentos profesionales acerca de la importancia de castrar a perros y gatos, PRIMERA EDICIÓN entrevistó a Daniela Marchesi (M. 328), médica veterinaria, quien despejó dudas y explicó cómo la castración previene enfermedades de las mascotas a largo plazo.
En principio, sostuvo que como veterinarios “siempre recomendamos la castración”, porque “si bien es una cirugía que implica riesgo para la vida, se hace un chequeo previo y se controla que el animal esté en óptimas condiciones para operarlo. Es un procedimiento que se hace solo una vez, la recuperación es rápida, los cuidados en la casa son mínimos y trae un beneficio para el resto de su vida, ya sea gato, gata, perros o perras”, resumió Marchesi.
“Cuando lo castrás, el perro deja de ser guardián”
Respecto a “castrar o no”, hay unos cuantos mitos sobre las supuestas consecuencias que esta intervención puede causar en la conducta de los animales. La médica desmintió algunas de estas versiones y justificó las razones.
Sobre todo en perros machos, suele pensarse que pierden su carácter de “guardián”, cuando en realidad “lo que sucede, y hay que admitirlo, es que ahora la mayoría de las mascotas son más ‘indoor’ -viven dentro de la casa- y por eso adoptan otra forma de ser”.
“Estamos viendo cada vez más en machos tumores de próstata o de testículos, y la indicación para esto es la castración. Entonces, si podemos castrar antes que empiece la enfermedad a futuro, le estamos evitando una enfermedad que lo va a llevar a la muerte”, explicó.
“Hay que castrar a la perra después que tenga la primera cría”
Este es otro de los mitos que, en este caso, recae sobre las hembras. La especialista remarcó que “estos animales no necesitan tener crías, ellos actúan hormonalmente, es decir, el hecho de aparearse, la monta, la penetración, todo eso sucede por naturaleza hormonal. Ellos no necesitan tener una cría, una descendencia o, en este caso, ser madre“.
En esta misma línea, advirtió que “una gestación también implica riesgos”. Relató que algunas perras han fallecido durante cesáreas “porque es un riesgo la cruza, la cirugía, por las condiciones en que se da”. Por eso se recomienda la castración: “Cuando castramos evitamos tumores de mama, de ovarios, de útero y hasta enfermedades infecciosas”.
“Después de la castración mi mascota perdió energía”

Hay quienes sugieren que notaron un cambio de conducta en su perro o gato luego de esta intervención, que se vuelven “más fiaquentos” o “no juegan tanto”. Ante esto, Daniela Marchesi explicó que esta tendencia tiene que ver con la etapa de crecimiento del animal. “Es cierto que los veterinarios recomendamos castrar a temprana edad, y a veces terminan el plan sanitario cerca de los 8 meses y se les hace la castración. Resulta que esto coincide también con la etapa en que ellos están dejando de ser cachorros, por lo tanto, paulatinamente dejan de ser tan activos. Por eso a veces dicen “antes mi mascota re jugaba y ahora no”; y en realidad, lo que está haciendo el animal es crecer. Sin embargo, el perro, por ejemplo, va a tender a ser un perro inquieto o quieto más allá de que lo castremos”, describió la médica.
Aunque mencionó que hay algo que sí puede variar -sobre todo en las hembras-, y es la predisposición a aumentar el apetito y el sobrepeso. “En esos casos, el perro va a volverse más sedentario y no se moverá mucho. Pero, reitero, si el perro va a ser tranquilo lo va a ser castrado o no, lo mismo con respecto a tener ganas de jugar o no”.
Cualquier etapa de la vida del animal es apta para castrarlo
Daniela Marchesi hizo esta aclaración, pero a la vez explicó el motivo por el cual los médicos indican castrar a temprana edad -entre los 6 y 8 meses de vida-. “Se recomienda la etapa previa a la pubertad o iniciada la pubertad porque los tejidos del cuerpo tienen la mínima o nula impregnación hormonal que es la que va a desarrollar un estímulo en el ovario, útero, en la mama o en el testículo”, precisó, a la vez que advirtió: “Y si ese paciente es propenso a tener una enfermedad de tipo oncológica, la puede llegar a desarrollar a partir de ese estímulo o a partir del uso de anticonceptivos, que está contraindicado”.
Otras consecuencias
La médica veterinaria añadió que además de los problemas de salud que la falta de castración puede causarle a la mascota, “también se genera un desequilibrio social”. En este sentido, explicó que por un animal “en celo” que merodea en la calle o en la vía pública pueden generarse peleas entre sus pares, accidentes con las personas y hasta enfermedades infecciosas.
“Hay que mencionar además que esto genera ‘camadas no deseadas’. Pasa cuando la gente deja que la perra se preñe, tenga los cachorros y después andan dando vueltas desprotegidos por la calle; o los reciben en una casa donde tampoco los van a castrar, y sigue teniendo crías, entonces nunca bajamos el número de población de animales que están en situación de calle“, lamentó Marchesi.