El correntino Manuel Rivero volverá al banquillo de acusados el miércoles 8 de mayo próximo. Lo resolvió durante las últimas horas el Tribunal Penal 1 tras la suspensión del debate iniciado en febrero y que se interrumpió por un cuadro de dengue manifestado por el juez Ángel Dejesús Cardozo designado para presidir el juicio.
El problema de salud forzó a que se anulen las dos audiencias que se realizaron hace dos meses y se reformuló la composición del tribunal para este caso. Asumirá la presidencia la jueza Viviana Gladis Cukla, acompañada por Gustavo Arnaldo Bernie y Fernando Luis Verón (subrogante) como vocales.
El acusado tiene 59 años, nació en 1964 en Ituzaingó, Corrientes, y está encartado por la tentativa de homicidio calificado por el vínculo y por dos hechos de homicidio simple, también en grado de tentativa y cuyas víctimas fueron un joven que intentó defender a de De Souza y una vecina a quien le habría disparado porque observó desde la ventana de su despensa como le apuntaba y gatillaba a todo lo que se movía el 14 de diciembre de 2016 en el cruce de las calles Avellaneda y 156, zona sur de esta capital.
El patrocinio legal de Rivero está encabezado por el defensor oficial Mario Ramírez y la acusación corresponde al fiscal del TP-1, Martín Alejandro Rau.
Elisa De Souza deberá volver a declarar en este juicio ya que el anterior quedó anulado por las circunstancias marcadas.
Vale recordar que ante el tribunal, la víctima ratificó lo que sufrió hace siete años cuando Manuel Rivero “premeditó, planeó y ejecutó” dispararle. Según relató fue amenazada: “Yo te voy a matar porque si no sos mi mujer, no vas a ser de nadie”.
“Él planeó todo para ese día (14 de diciembre de 2016), me pidió que mis hijos fueran a Ituzaingó para que yo me quedara sola en la casa. Me levanté a las 6 y al rato escuché un ruido detrás mío y lo vi armado (…) me dijo: ‘Yo te voy a matar porque si no sos mi mujer, no vas a ser de nadie’”.
Manifestó que su reacción fue empujarlo y correr hacia la calle por detrás de su casa: “No sabía qué hacer, comencé a gritar y vi a un chico en la parada de colectivos, me ayudó y me dijo que me pusiera detrás de él. Intentó frenarlo (a Rivero) pero le disparó a la mano del muchacho con la que intentaba pararlo. Ese disparo le atravesó la mano y me pegó a mí en el brazo. Después me tiró dos tiros directamente en el pecho y me caí al piso. Escuchaba voces y gritos de mucha gente hasta que me subieron a una camioneta y me llevaron al hospital”.
De Souza agregó: “Toda la vida juntos fue violento conmigo. Siempre me amenazaba que debía estar con él (…) la violencia era constante física y psicológica. Al principio de la relación se cuidaba frente a los chicos, pero después ya no le importaba”.
“Al año de lo que me hizo (tentativa de homicidio) volvió a amenazarme por teléfono desde la cárcel y dijo que iba a volver a hacer lo mismo, que iba a suceder lo peor”. “Él siempre me amenazó que me iba a matar, por más que haya hecho muchas denuncias, pasaban los seis meses de restricción de hogar y volvía peor. Constantemente me amenazaba con un cuchillo de carnicero. Una vez fue uno de mis hijos el que le quitó el cuchillo de la mano. Después, con nuevas restricciones siguió ya sin respetar nada”.
Presunta planificación
Uno de los testigos, que volverá a ser citado a declarar es David Rivero, uno de los diez hijos de De Souza y el acusado.
David Rivero sostuvo en la segunda jornada de debate (27 de febrero) que su progenitor era “violento con mamá” y con la crianza de todos los hijos.
Recordó que un día antes del intento de su padre de matarla, él lo citó para pedirle que a la mañana siguiente llevara a sus tres hermanos más chicos a Ituzaingó para una reunión familiar en la que iba a intentar solucionar los problemas. Cuando estaba en la terminal lo llamó su padre y le dijo: “¿Ustedes están en la terminal?, bueno les aviso para que vuelvan nomás porque acá ya le hice mierda a su madre”.
Mañana violenta
El miércoles 14 de diciembre de 2016 a las 8, Eliza De Souza fue sorprendida por Rivero en su vivienda a la que no debía ingresar su expareja porque regía una orden de restricción judicial.
De Souza corrió hacia la calle cuando observó que estaba armado. Pero Rivero la siguió y le disparó cuatro veces en la esquina de las calles Avellaneda y 156 A, en el barrio San Marcos, hiriéndola en el pecho y en una pierna.
La mujer se salvó de milagro, mientras que Rivero fue detenido horas más tarde cerca del arroyo El Zaimán a bordo de una motocicleta y por efectivos de la Dirección Homicidios.
Pero ni tras la rejas se tranquilizó. El lunes 26 de diciembre, a las 6.30, escapó tras limar dos barrotes, romper un tejido de la celda y subirse al techo de la dependencia.
No fue la primera fuga para el presunto agresor. Un mes antes, también había sido detenido por circular con una escopeta. Fue alojado en la seccional Decimoctava, pero se evadió al aprovechar un descuido de los guardias.
Durante sus últimos días de prófugo, Rivero habría cometido un robo en una estancia de Villa Olivari, jurisdicción de Ituzaingó.
Con esta sospecha y la versión que un familiar le estaba acercando mercadería y dinero en un remís a esta misma zona, se montó un rastrillaje que permitió descubrir el lugar de escondite, en medio de un campo y cubierto por malezas.
Desde entonces permanece detenido y se espera ahora que el segundo intento de juzgarlo (8 de mayo) se concrete sin nuevos contratiempos y bajo las garantías del debido proceso.