Qué maravilla poder cerrar el mes con un referente tan perfecto. Está considerada como la piedra preciosa más valiosa por excelencia, ya que posee el material natural con la dureza más elevada. Simboliza lo invencible e inalterable.
El diamante es la piedra de nacimiento para aquellas personas que nacieron en el mes de abril. Brillo resplandeciente, resistencia al paso del tiempo y rareza son algunas de las principales características del diamante. Simboliza la fuerza, resistencia y pureza existente en la Tierra, caracterizando a las personas nacidas en abril por su mente clara y fuerte, una imaginación brillante y un corazón puro.
De todos los tiempos
En el siglo I d.C., el naturalista romano Plinio declaró: “El diamante es la piedra más preciosa, no solo de las piedras preciosas, sino de todas las cosas de este mundo”. Tan acertado Plinio en su definición porque hasta hoy en día con tan solo escuchar la palabra, ya se generan sensaciones elevadas de deseo, placer, de admiración.
Cuando se habla de diamante siempre se lo relaciona con glamour, amor, compromiso. Si te regalan un diamante no es una simple muestra de ostentación de riqueza material, habla de una promesa de amor inalterable, eterna, de brillo y transparencia. Amor eterno.
En la Antigüedad, el diamante alcanzó la categoría de piedra preciosa en países como Egipto, Grecia y la antigua Roma, donde su popularidad y rareza provocaron una explosión de su valor.
Griegos y romanos utilizaban el diamante como amuleto para protegerse de los venenos.
Investigando más sobre esta piedra vemos que en muchas religiones, el diamante era venerado y utilizado como objeto de culto, sobre todo en el jainismo y el lamaísmo tibetano, donde se utilizaba para comunicarse con las deidades. Así pues, tenía un profundo significado espiritual y se utilizaba como ornamento religioso en estas culturas.
Con el paso de los años, el diamante indio se extendió por Europa Occidental y, en el siglo XIV, la gema se había convertido en un accesorio de moda para la élite europea.
Durante el Renacimiento, se mantuvieron los atributos protectores de la piedra, y la realeza y la aristocracia utilizaban el polvo de diamante como antiveneno. En la misma época, muchos ornamentos reales se adornaban con diamantes, entre ellos regalía, coronas y colgantes.
En el siglo XVIII, el mercado indio del diamante empezó a hundirse, dando paso a Brasil, que se convirtió en el principal exportador de diamantes durante más de 150 años.
La mina de Mir fue cerrada en 2001. Tenía una profundidad de 518,16 metros y un diámetro de 1.200. Fue la mayor mina abierta de diamantes del mundo hasta que apareció la mina de Yubileynym también en Rusia, que actualmente se encuentra en el podio.
Origen y composición
El diamante pertenece a la familia del carbono. Es uno de los raros minerales compuestos por un único elemento, el carbono, de fórmula química C. La densidad de la piedra es de aproximadamente 3,52.
El diamante se forma en condiciones de alta temperatura y presión, que solo existen a una profundidad específica de unos 160 km bajo la superficie terrestre.
La estructura cristalina de la piedra preciosa es isométrica, lo que significa que los átomos de carbono están enlazados esencialmente de la misma manera en todas las direcciones.
Conexión con los chakras
La piedra de diamante está asociada al chakra del corazón, que promueve la benevolencia, la amistad, el amor y la empatía. Además, este chakra refuerza emociones positivas como el amor y amplifica la apertura de mente.
El diamante también está vinculado al chakra de la coronilla, que potencia la conexión espiritual, la fe y la sabiduría.
Los atributos energéticos y propiedades del diamante
En el plano físico, el diamante es conocido por sus poderosas propiedades energéticas en litoterapia, un proceso de curación con piedras. En este caso reduce el estrés y fortalece el cuerpo y los músculos.
El diamante mejora la fuerza y la resistencia, y ayuda a reforzar el sistema inmunitario y a desintoxicar el organismo.
A nivel mental, la gema diamante promueve la armonía con el cuerpo y la mente, recibiendo vibraciones con las fuerzas cósmicas, lo que permite el contacto con el ser interior. En litoterapia, esta piedra natural aporta clarividencia, claridad mental y calma, al tiempo que aleja emociones perturbadoras como la ansiedad y el miedo. Por último, el diamante favorece la relajación, los sueños y, sobre todo, la capacidad de canalización, permitiendo el desarrollo de la paz interior.
Es considerada una piedra de armonía e introspección.
Los colores del diamante
El peso por quilate significa que cuanto más pesado sea el diamante, más costará.
Los diferentes colores de los diamantes se deben generalmente a la presencia de impurezas o defectos en la estructura cristalina.
Amarillo, naranja y marrón: Estos se deben principalmente a la presencia de nitrógeno atrapado en la estructura cristalina del diamante.
Azul: Los diamantes azules deben su color a la presencia de boro.
Verde: Son generalmente el resultado de la exposición a la radiación natural durante su formación.
Rosa y rojo: Poco frecuentes suelen deberse a defectos en la estructura cristalina de la piedra.
Negro: Los diamantes negros suelen contener numerosas inclusiones e imperfecciones, como grafitos.
Púrpura y gris: Son generalmente el resultado de defectos en la estructura cristalina, pero también pueden estar influenciados por la presencia de hidrógeno.
Los colores más raros son el rojo, el verde, el violeta y el naranja, seguidos del rosa y el azul.
Los diamantes naturales de color se pueden encontrar en muchos países diferentes:
Diamante azul: Piedra preciosa extremadamente rara, que se encuentra principalmente en Sudáfrica, Angola, Congo, Botsuana e India.
Diamante rosa: Piedra preciosa poco frecuente, que se encuentra en Australia, Sudáfrica, Rusia y Canadá.
Diamante amarillo: Bastante común, en Sudáfrica y Australia.
Diamante verde: Extremadamente rara, en Brasil, Sudáfrica, Estados Unidos, Sri Lanka y Rusia.
Diamante púrpura: Extremadamente rara, en Brasil y Australia.
Diamante rojo: La piedra preciosa más rara, se encuentra en Australia.
Por Rosanna Toraglio
Periodista de
Primera Edición