A diario nos hablan sobre la importancia del aprender a escucharnos y regular la intensidad con la cual tomamos las cosas, para evitar enfermarnos. Ya nadie niega esta importante relación: cuerpo-mente, y es así.
Cuando más pronto aceptemos esta teoría, mejor será para cada una de las dolencias que tengamos. Desde una gastritis hasta la artritis, todo está relacionado con la emoción y cómo la mantenemos en el tiempo generando las repercusiones del caso.
La neurociencia nos ayuda a entender la efectividad de mantener la mente abierta justificando cada respuesta con estudios de medición de diferente índole.
Así podemos conocer sobre la importancia de nuestra postura, del movimiento del baile o los ejercicios de respiración.
La neurocientífica Nazareth Castellanos remarca la importancia que tiene la percepción en todos los sentidos: visual, auditivo, táctil, olfatorio y gustativo. Y, por ejemplo, la relación entre el baile y el movimiento del cuerpo con nuestra microbiota intestinal.
Las mejores y más prestigiosas universidades del mundo lo avalan, pero ¿cómo podemos comenzar a llevar de manera fácil y sencilla todo esto a nuestra vida?
Hablamos de la apertura mental para comprender que nuestro sistema nervioso autónomo, se lo conoce con una parte exitatoria sistema simpático e inhibitoria sistema parasimpático, es que no podemos controlar los latidos del corazón de manera directa, pero sí indirecta. No podemos controlar la cantidad de ácido y reflujo, pero sí podemos de manera indirecta a aumentar o disminuir su secreción.
Con la respiración podemos oxigenar más o menos, podemos aumentar o disminuir la frecuencia cardíaca, regular la cantidad de cortisol y por ende ayudar a equilibrar la frecuencia cardíaca y consecuentemente la presión arterial.
Podemos estimular o disminuir la función del nervio vago con ciertos ejercicios respiratorios, con terapias de frío. Esta es la teoría polivagal tan sencilla de realizar y tan efectiva. Ya no es una teoría mística, la introspección para poder parar y escuchar nuestro cuerpo, y simplemente valorizando la respiración que nos puede ayudar a centrarnos en el momento presente, así focalizar en una acción.
El uso indiscriminado del celular nos lleva a desconectarnos y hasta la postura que adquirimos al revisarlo nos coloca en una mala posición cervical. La estimulación de la luz, de las imágenes rápidas, de contenido tan diverso, el hecho de estar atento a las notificaciones, etc. Todo nos desconecta de nosotros y nuestro sentir.
La mejor y más económica manera de no seguir haciéndonos daño es parar y escuchar nuestro cuerpo. Practicar las diferentes técnicas y ejercicios de respiración para que todo nuestro organismo funcione mejor.
Incluso los que buscan técnicas tradicionales pueden acudir a los kinesiólogos especialistas en reacomodación postural.
Respirar correctamente, respirar desde la concentración, respirar buscando estimulación o relajación, ayuda a que cada célula de nuestro cuerpo se oxigene y reactive.
Feliz y bendecido domingo disfrutando de lo más simple: ejercitar la respiración.
Dra. Marcela Campias Whatapp: 3764413607 –
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