El pasado 14 de mayo se cumplió un año del crimen del dueño de un bar en las afueras de la localidad de Alba Posse. La causa avanzó con algunas testimoniales en los últimos días y se espera que a la brevedad sea elevada a debate. El presunto autor está detenido y hay un joven que se encuentra prófugo desde el día del hecho.
PRIMERA EDICIÓN siguió esta causa desde sus primeras instancias y las últimas medidas que fueron tomadas por el Juzgado de Instrucción 1 de Oberá, fueron una pericia y testimoniales, como para dar un cierre a la investigación y girar el expediente a la fiscalía para que opine por si es necesaria alguna última prueba.
En enero pasado el juez Pedro Benito Piriz ordenó que se realizara una constatación en el local, ubicado en Paraje 9 de Julio. Esto fue solicitado por los querellantes, familiares de Rubén Orlando Ayala (59), la víctima.
La intención era saber si desde la chacra lindante se podía ver el interior del bar y la vivienda de Ayala.
Posteriormente, el 25 de abril hubo audiencia en la que le tomaron declaración a un testigo ofrecido por la defensa. Este no habría dado información relevante pero de cualquier manera quedó asentada en la investigación.
Por último, el pasado martes se llevó a cabo una nueva toma de testimoniales. A los dichos de esos testigos se sumará el resultado de las pericias de los celulares de los involucrados: el de la víctima, el acusado y la exconcubina de Ayala.
El hombre murió a causa de traumatismos y fracturas en el cráneo. Patadas y hasta pisotones fueron los que le provocaron el deceso en el sitio.
Quien resultó víctima se había separado de su concubina y la mujer había empezado una nueva relación con un hombre de 33 años.
En ese contexto, la nueva pareja llevó a la mujer hasta el bar a bordo de un Jeep. Ella iba sacar algunas cosas que habían quedado.
Cuando ingresó se desató una acalorada discusión con Ayala. Al ver esta situación, la nueva pareja bajó del vehículo y se enfrentó al dueño del bar. Comenzó una pelea en la que la víctima cayó al suelo y fue pateada y pisoteada, según la investigación.
Ya en inferioridad de condiciones, el hijo de la mujer, que tenía una muy buena relación con Ayala y por eso se había quedado a vivir en el lugar, habría sido el que efectuó un disparo al agresor, presuntamente para intentar defender a su “padrastro”. El tiro le dio en el brazo, pero el joven habría creído que lo hirió de muerte. Escapó llevándose el arma.
Herido, el hoy imputado condujo el Jeep hasta el hospital, donde luego la policía lo puso en custodia.