Nahuel Giudici es un joven misionero que vive en Italia desde principios de 2022, aunque a ese pensamiento lo venía madurando desde hace tiempo debido a la situación económica por la que atraviesa nuestro país. “A la idea de emigrar la analizaba desde hace mucho tiempo, pero no sabía por dónde iniciar. Fue importante el soporte de mi familia y el de mi tío, Horacio Giudici, que me guió en los pasos a seguir para obtener la documentación necesaria. Fue así que inicié la búsqueda de todos los documentos para poder emprender este nuevo objetivo que me había propuesto, hasta que en marzo de 2022 pisé por primera vez la tierra de las pastas”, manifestó.
Al igual que su padre, Eduardo “Moski” Giudici, Nahuel estudió en la Escuela Provincial de Educación Técnica (EPET) N°1 “Unesco” conocida como “la industrial” donde culminó sus estudios secundarios, y continuó su carrera universitaria en la Universidad Tecnológica Nacional Regional Paraná (Entre Ríos) donde se graduó de ingeniero electromecánico en 2018. Estuvo trabajando en Argentina y dando clases en la Universidad Tecnológica del Uruguay hasta 2022, antes de emprender su viaje. Actualmente se encuentra realizando un posgrado de energías renovables.
Por estos días, Nahuel reside en Milán y se desempeña como responsable del área ingeniera en una multinacional dedicada a las energías renovables (solar, eólica e hidroeléctrica). “Aquí tengo mis metas, objetivos y proyectos por cumplir, así que por el momento no está en mis planes volver al país. Me encuentro muy bien en esta parte del mundo”, aseguró durante una comunicación con Ko’ape.
De su familia en Argentina, quedaron “mis hermanos Irupé, Valeria y Santiago junto a mi querida madre, Amalia Larrea. Lastimosamente mi padre, Eduardo, falleció en 2018, después que yo terminara mis estudios universitarios. A pesar de todo, sé que él estaría orgulloso de mis logros”.
Sostuvo que trabajar en Italia “es realmente increíble, te conecta con personas de todas partes del mundo debido a que integramos la Comunidad Europea. Así que durante una jornada podés escuchar alemán, francés, inglés, entre otros idiomas, lo que lo hace mucho más interesante. Es un gran desafío, pero siempre pienso que, si otro puede hacerlo por qué yo no. Seguramente me costará más tiempo, pero no es imposible”.
Comentó que Italia tiene un estilo de vida en particular que la caracteriza, como ser sus comidas típicas, dependiendo de las regiones donde uno se encuentre, sus tradiciones, sus castillos y, por sobre todo, es muy rica en historia. “Hay lugares que son fantásticos, con playas paradisíacas, grandes museos, universidades, monumentos históricos e iglesias con un nivel de arquitectura alucinante”, graficó el joven.
Para Giudici, “emigrar” es un proceso duro, ya que implica un cambio de cultura y de costumbres pero que “te abre la mente en muchos sentidos, te saca de tu zona de confort y te coloca delante de distintos tipos de desafíos como ser las nuevas responsabilidades, los aprendizajes, las reglas, etc. Para realizar este cambio, es necesario ser consciente que vas a estar solo (a nivel familiar) y es uno solo el que va a forjar su futuro. Hoy en día me encuentro rodeado de personas que fui conociendo en estos años que hicieron que mis días sean más llevaderos”, celebró.
Al responder ¿si algo se extraña? Respondió que “¡sí, seguro! Se extraña la familia, los mates, los amigos, la tierra colorada y por sobre todo el hecho de compartir un asado ¡bien argentino!”.
En este tiempo que lleva en Italia, tuvo la oportunidad de viajar a muchas partes de ese país y visitar United Kingdom. “En un mes estaba programando visitar Grecia, conocer la Acrópolis, además de recorrer y disfrutar de sus playas con aguas cristalinas”.
Nieto de Don Ángel
Nahuel recordó que su bisabuelo italiano, por el cual es descendiente, se llamaba Giovanni Luigi Giudici. Nació el 15 de junio de 1886, en Cheglio, una pequeña fracción de Taino (provincia de Varese) al Norte de Italia. Contó que ellos partieron en un barco desde Génova rumbo a la Argentina. Se casó con Giovanna Tortoni Viga, en General Pico, La Pampa, el 22 de abril de 1912. Tuvieron varios hijos. “Uno de ellos era mi querido abuelo Don Ángel Giudici, a quien recuerdo siempre junto a mi querida nonna Lidia Irene Bizzotto”, aseveró emocionado.
“Me quedan muchos parientes en Argentina y otros en Paraguay. El árbol genealógico de la familia es muy grande. Por estos lados (Italia), estoy buscando tener contacto con los Giudici”, añadió.
Dijo que, de su familia en Argentina, quedaron “mis hermanos Irupé, Valeria y Santiago junto a mi querida madre, Amalia Larrea. Lastimosamente mi padre falleció en 2018, después que yo terminara mis estudios universitarios. A pesar de todo, sé que él estaría orgulloso de mis logros”.