Alguien me visitó hoy con sus alas doradas y su aleteo imperceptible, pasó a mi lado pequeña en tamaño, pero tan grande en presencia que, al seguir su estela simplemente con mirarla, pude sentir la grandeza de la creación.
Con su forma perfecta, inmejorables dibujos, simetría inigualable, única y singular, pensé: “No hay otra igual, ella es única, ¡resplandece!”.
Ella, que eligió mi jardín, ella que derramó su presencia y amor a mi alrededor. No pasó desapercibida. Yo la vi, la sentí y le agradecí.
¿De dónde viene? No lo sé.
¿Cómo llegó? No lo sé.
¿Cuándo y dónde nació? No lo sé.
¿Qué flores o aromas la atraen? ¿Acaso en mi jardín ella se sienta segura y amada, acaso tiene un espacio en donde nutrirse?
Solo sé que me deleito con su presencia y me recordó lo sutil y efímero de nuestra existencia.
Te agradezco amiga mariposa, quizás recién estés saliendo al igual que yo de tu crisálida.
Entonces, al mirarte no dejé de sentir que somos iguales, aunque diferentes y lo que nos une es la constante transformación. Si a través tuyo pude comprender el aire, el volar de la entrega, la liviandad del soltar y liberar lo efímero, y su insubstancialidad ¡qué arrogantes somos!, ¡qué grandes nos pensamos!
La mariposa cumple con su destino sin cuestionarse, cumple con su parte en el ciclo, lo da todo por otros y así genera una cadena de vida, imperceptible para nosotros, inimaginable pero vital para el ciclo de la naturaleza.
¿Y nosotros, cuál es nuestra parte y nuestra responsabilidad?
Hay un mundo Dévico (de seres sutiles) que está disponible para que cada uno de nosotros podamos conectarlo siempre y cuando podamos traspasar nuestras creencias limitantes.
Hay un mundo Dévico que anhela conectarse con nosotros, porque ellos también en su sutileza forman parte y siempre están y siempre estuvieron al servicio de la creación.
Somos nosotros que al enfocarnos en nuestra mente concreta nos apartamos y nos desconectamos buscando una seguridad en algo material que en realidad no existe porque todo está en constante cambio y la única estabilidad es aquella que conquistamos en nuestro interno.
Hay un mundo Dévico que habita en un plano de conciencia y está para enseñarnos la contraparte del mundo material en el cual vivimos, nos enfocamos y tomamos como única realidad.
Creo que es tiempo de abrirnos a otras realidades, sutiles, pero reales.
¡Gracias mariposa!
Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
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