Las llamadas emociones negativas como la tristeza, el miedo y el enojo, son las más negadas por la mayoría de las personas.
A quién no le ha pasado que reaccionemos ante un enojo y te dicen: “No te enojes, no tengas miedo o para qué vas a estar triste, no vale la pena”. Esos dichos van condicionando nuestro sentir, ya que “creemos” que no deberíamos enojarnos, no deberíamos estar tristes ni sentir miedo. Pero nuestras emociones tienen que ser escuchadas ya que vienen a decirnos algo sobre lo que estamos sintiendo y es necesario darles espacio y atención.
A veces las reacciones que solemos enjuiciar como “malas” manifiestan un malestar interno, frustración, dolor, angustia o vergüenza.
Entonces cómo no ser pacientes y gentiles con nosotros, cómo no dejar que eso guardado salga y nos libere.
¿Cuántos años hemos guardado emociones que se transformaron en sentimientos, que nos hacen vivir amargados, reprimidos o frustrados?
Sabiendo esto podemos animarnos a empezar a sentir lo que nos sucede. Sabiendo que no hay nada de malo en esas emociones etiquetadas como negativas, todo lo contrario, ellas nos pueden ayudar a ver nuestra vida desde otra perspectiva.
Hoy podemos detenernos inhalar y exhalar buscando sentir cómo entra el aire a nuestros pulmones, cómo el cuerpo se va relajando y en ese momento visualizar esas emociones que juzgamos como “malas” que no nos gustan. Esas emociones que criticamos podemos abrazarlas, entenderlas, ver qué hay detrás de ese malestar, de esa reacción, que hemos guardado y saber que por ahí escuchándonos de forma amorosa y gentil encontraremos un alivio a nuestro malestar, y que van a ayudarnos a tomar decisiones que estamos postergando hace mucho tiempo por miedo.
Es increíble cómo se nos van las tensiones del cuerpo y se equilibra nuestra vida cuando empezamos a ser coherentes con lo que sentimos. Esto no sucede de un día para otro, son pequeños cambios que podemos ir haciendo buscando sentirnos más ligeros en este paseo que se llama ¡vida!
Bendiciones.
Prof. Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
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