Puertas prácticamente “reventadas” a patadas, boquetes en techo y en las paredes, rejas forzadas y palanqueadas. De todas las formas posibles los delincuentes se hicieron de las suyas para ingresar a la capilla San Agustín y desvalijarla. El lugar está ubicado en la intersección de las calles 117 Y 190, en el barrio El Lucero de Posadas.
Los fieles y encargados del lugar, ya se encuentran hartos de las innumerables ocasiones en las que fueron perjudicados por robos (este Medio publicó varios de esos episodios).
Incluso y pese a haber un sereno en el barrio los ladrones buscan la forma de no ser detectados para entrar, saquear y profanar el templo del predio.
Tras el hecho, una Comisión a cargo del mantenimiento y de distintas actividades de la capilla organizó una rifa para comprar una alarma. “No nos queda otra”, dijo a PRIMERA EDICIÓN Néstor Ibañez, quien es uno de los integrantes.
Se tomaron su tiempo
Ibañez agregó que “constatamos el robo el pasado martes al mediodía, cuando una señora que también integra la comisión se acercó para ordenar el altar, poner manteles y todo lo que se realiza en la previa de la misa que es ese día a la noche. Cuando abrió la puerta se topó con el desastre. Para romper el vidrio utilizaron un ladrillo hueco, para eso primero rompieron las rejas, que se nota que las palanquearon”.
Luego agregó que “una vez hechos los destrozos, rejas y vidrio, entraron. Creemos que el robo fue cometido entre las 21 del lunes, que terminamos de rezar el rosario, hasta esa hora del martes, 11.30 o 12. No descartamos que fueron sorprendidos, porque se tomaron su tiempo para sacar algunas cosas y dejar todo preparado para llevar. Es decir que pensaban regresar, pero la señora abrió antes la Iglesia. Esta vez nos sustrajeron mesitas y sillas infantiles. Dejaron algunas hostias tiradas en el piso y no pudieron forzar el sagrario, donde están guardadas las hostias consagradas. Es que es de metal y bronce y tiene llave, abrieron una puerta, pero no pudieron violentar el sagrario quizás fueron a buscar alguna herramienta para forzarlo y justo llegó la señora de la comisión”, expresó Ibañez.
“Dejaron todo revuelto, el salón donde se hace la misa, la sacristía y la cocina. En todos los espacios había bolsas listas para ser llevadas. Las hostias que hallamos desparramadas, y que encontraron tras romper un armario, son porque se dieron cuenta que no les sirve para vender. Tantas veces nos robaron que yo llevo los elementos de valor a mi domicilio cada vez que terminamos las actividades del día”.
“Parlantes, cables, micrófonos, ollas para locro y chocolate, todo lo que es de valor y propiedad de la Iglesia llevo a resguardo a mi casa. Ya nos sustrajeron ollas, sillas, garrafas, sanitarios, ventiladores y hasta el portón de acceso. Es frecuente. La policía recuperó algunas cosas y hace las pericias, pero no es siempre que esclarecen. Hay detenidos, pero como suele suceder, luego los sueltan.
“Estamos a unas siete cuadras de la exruta 213 y la capilla está expuesta en su parte de atrás, donde enfrente hay un muro, entonces nadie puede ver a los ladrones e ingresan por allí”.
Por último, adelantó que ya está a la venta una rifa (desde el día en que les robaron por última vez), para comprar una alarma para la parroquia. “Quizás algo que haga ruido haga que duden en entrar a robar vamos a tener que juntar el dinero. No nos queda otra”, dijo resignado.
Para participar en la rifa, los interesados en colaborar pueden comunicarse con Laura Giménez al whatsapp 3764 87-7766