En completo bienestar, respirando suave y profundamente luego de la sesión de Yoga, nos incorporamos y quedamos sentados en la mat para buscar nuestra lecturita habitual. Abrimos el libro y repasamos lo recientemente leído, donde el Dr. Deepak Chopra se refiere a la primera de las siete claves de la felicidad y nos dice que tomar conciencia de nuestro cuerpo y prestar atención nos conecta con “el campo subyacente de las posibilidades infinitas”, agregando que hay tres atributos de este campo que contribuyen a la felicidad: la inteligencia, la creatividad y el poder.
En lecturas anteriores veíamos que hay inteligencia tanto en las funciones del cuerpo como en las decisiones de la mente, y que la creatividad hace que “el flujo de la vida sea siempre fresco y nuevo”.
Ahora leemos:
“La antigua tradición védica de la India equiparaba la creatividad con Ananda, la dicha. Comúnmente entendemos esta palabra como alegría intensa, pero las células tienen una forma particular de dicha que se manifiesta como vitalidad, flujo y dinamismo infinitos. Somos dichosos cuando estamos más vivos, nos parece que todo es posible, el cuerpo deja de ser una carga y nos sentimos ligeros como el aire.
Nuestro potencial creativo se pone en marcha. La creatividad depende de la capacidad de la vida de renovarse constantemente, y esa capacidad se cimenta en la dicha”. Levantamos la vista un instante y reflexionamos, recordando vivencias en la práctica de Yoga. Entonces seguimos leyendo:
“Pero no necesitamos forzarnos a ser dichosos -sería en vano- sino a ser conscientes. La dicha es innata en la conciencia, la cual es vivaz, efervescente y alegre por naturaleza. La ausencia de estas cualidades puede corregirse simplemente accediendo a un nivel más profundo de conciencia”.
A continuación el doctor aborda el tercer atributo del campo que es el poder y que “no significa agresión. El mayor poder es el que no se ve ni se siente, el que organiza un billón de células para formar un organismo, el que defiende al cuerpo de cualquier virus y germen que pudiera dañarlo”, y vemos que “mente, cuerpo y espíritu manifiestan el poder de maneras peculiares”. Pero debemos cerrar aquí. Namasté.
Ana Laborde
Profesora de Yoga
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