En el amplio campo de la gestión de conflictos, la mirada restaurativa emerge ofreciendo un enfoque renovado y transformador para abordar las tensiones y diferencias que a menudo nos dividen como individuos y comunidades. En el corazón de este enfoque se encuentran tres pilares fundamentales: el reconocimiento de las partes, la reparación del daño y la reconciliación. Estos no son solo objetivos, sino también cimientos sobre los cuales construir puentes hacia la paz y la armonía.
El primer paso en cualquier proceso restaurativo es el reconocimiento genuino de las partes involucradas. Más allá de etiquetas y estereotipos, el esfuerzo debe dirigirse a habilitar la visión de humanidad compartida, reconociendo necesidades, preocupaciones y aspiraciones. Este acto de reconocimiento no solo valida las experiencias y emociones de las partes, sino que también sienta las bases para la empatía y la comprensión mutua.
La reparación del daño, el segundo pilar, nos invita a enfrentar las consecuencias de nuestras acciones y a buscar formas significativas de restaurar la dignidad y el bienestar de todas las partes involucradas. Esto puede implicar disculpas sinceras, compensaciones materiales o servicios a la comunidad, pero va mucho más allá de una simple transacción. Se trata de tomar conciencia, sanar heridas y reconstruir relaciones, cultivando un sentido de responsabilidad compartida y compromiso con el cambio positivo.
Finalmente, la reconciliación emerge como el horizonte hacia el cual aspiramos en todo proceso restaurativo. No se trata simplemente de olvidar el pasado o ignorar las diferencias, sino de encontrar un camino hacia la paz y la convivencia pacífica. La reconciliación requiere valentía, compasión y un compromiso genuino con la construcción de puentes sobre las brechas que nos separan. Es un viaje de autodescubrimiento y crecimiento personal que nos lleva más allá del conflicto hacia un futuro de esperanza y renovación.
Los procesos restaurativos en esencia, constituyen una forma de mirar los conflictos que trasciende los paradigmas tradicionales de la justicia punitiva. En lugar de centrarse exclusivamente en castigar al infractor, buscan sanar a todas las partes afectadas y restaurar el tejido social dañado por el conflicto. En este sentido, aporta grandes beneficios no solo a los protagonistas directos, sino también a la sociedad en su conjunto.
Al promover el diálogo, la empatía y la responsabilidad compartida, la mirada restaurativa nos invita a ir más allá de nuestras diferencias y encontrar puntos en común que nos unan como seres humanos.
Nos desafía a trascender el ciclo interminable de resentimiento y represalia, y a abrazar un enfoque más compasivo y comprensivo hacia la resolución de conflictos. En última instancia nos recuerda que, aunque nuestras experiencias pueden ser diversas, nuestra humanidad compartida nos une en un viaje hacia la reconciliación y la paz duradera.
Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
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