El segundo semestre, que el Gobierno nacional aprovechó para relanzarse tras un primero con baja calidad y expectativas contenidas, tiene una nueva foto de relativo acuerdo político y una vieja y continuada de crisis económica.
El Pacto de Mayo entra de lleno en el plano de las expectativas y sirve para mostrar volumen político en un Gobierno que necesitó de seis meses para destrabar un acuerdo y obtener una ley. La fotografía de Tucumán no deja de ser una expresión que nada tiene que ver con lo que vaya a ocurrir. Pero en tren de generar expectativas ahora se promociona la formación del Consejo de Mayo y así podríamos seguir: Pacto de Mayo en julio, Consejo de Mayo en septiembre… en diciembre, vemos.
Por otra parte, el arranque del segundo semestre llega con una fotografía preocupante: el rebote de la inflación, caída de las reservas (hoy en terreno negativo) y la escalada del dólar.
Los precios siguen siendo indomables para la dirigencia política. Tras haber tocado un piso de 4,2% en mayo, el IPC de junio comenzó a subir y, si el Gobierno deja de pisar tarifas y otros precios regulados, la inflación podría volver a ser demoledora… y no es que ya no lo sea.
Lo de las reservas también es un problema viejo que se renueva en un semestre plagado de vencimiento de deuda. Hasta ahora las tratativas por lograr un nuevo acuerdo con el FMI fueron infructuosas y comienzan a verse los primeros roces entre el gobierno de Javier Milei y el organismo de crédito.
Lo del dólar blue es particularmente llamativo. Obedece a varios factores estacionales, pero también a errores no forzados y otros viscerales del oficialismo, como cuando el Presidente denunció un golpe desestabilizante por parte de un banco y fue desmentido casi al instante por Luis Caputo.
Esas cosas, los arranques de Milei y las desconexiones internas, siguen latentes y gravitan cuando de confianza se trata.