Algunos autores sostienen que dentro de nosotros cohabitan varias líneas de pensamientos y eso no sería novedad, el problema es que esos pensamientos poseen puntos contrapuestos e impiden sostener la coherencia entre lo que queremos, lo que hacemos y lo que podemos hacer.
Ser amorosos, imponer sanamente límites y movernos en la dirección de nuestros deseos requiere indagar sobre cuáles son los verdaderos deseos que tenemos para conseguir el añorado bienestar. Y a todo esto ¿qué entendemos por bienestar?
Los modos de consumo de recursos hoy en día reflejan un desconocimiento profundo sobre cuál es el ritmo de recuperación de la naturaleza respecto a ese recurso que utilizamos.
Al recorrer hogares, cocinas, supermercados, centros comerciales, cines, parques de diversiones, pero además al caminar senderos, monte, selva, mar y ver el antagonismo en los hábitats y hábitos que construye nuestra especie en comparación con aquellos que desarrollan otras con las que compartimos o desplazamos, resulta conmovedor ver que todo cuanto ocupamos presenta algunos niveles subidos de tono, explotando en distintos medios que llegan a nuestra retina hasta desvirtuar lo que es realmente necesario en naturaleza, cantidad y calidad para nosotros.
Desdibujando lo que podemos comprender como bienestar. Y a partir de este modo de ver la realidad y lo que necesitamos, es que se establecen relaciones sociales, relaciones individuales, llevando a no reconocer-nos en nuestra verdadera naturaleza en relación a las cosas que realmente necesitamos.
Estar en paz requiere amigarme con mis pensamientos, mis silencios y mis incomodidades para aprender a trabajarlas y comunicarlas en el momento adecuado, de la manera más entendible, aprender y desaprender, para avanzar en ese bienestar, el de mi interior en justa medida como la piel de la mandarina, justa a su forma y función.
¿Cuántas cosas me sobran? ¿Qué cosas tengo de más? ¿Cuáles son las verdaderas que necesito para crecer y continuar?
Sin duda la estacionalidad del año invita a revisar si hay cosas que tirar o recuperar. Volver a utilizar o pasárselas a alguien que las necesite más.
Estamos aprendiendo todo el tiempo, aprendiendo bien o aprendiendo mal. Y tú, ¿por dónde vas?
Anahí Fleck
Magister en Neuropsicología. 0376-154-385152