El médico Ignacio Ríos fusionó la magia con la medicina y asegura que obtiene excelentes resultados. Nacido en el corazón de Posadas y egresado (primera promoción) del Instituto Universitario de Ciencias de la Salud de la Fundación Barceló, de Santo Tomé, Corrientes, es parte del staff permanente del Servicio de Cardiología del Hospital Británico de la ciudad de Buenos Aires.
Como profesional, entiende que, para un paciente, el consultorio “es un lugar desagradable porque no acude al médico porque está aburrido en casa, entonces tiene miedo, está tensionado, no sabe con qué panorama se va a encontrar”. Es por eso que Ríos lleva siempre en la mochila un mazo de cartas y hace un efecto de magia en caso que sea necesario relajar el encuentro.
Con el mismo fin que despunta su veta “artística” en el nosocomio, traslada esta práctica a las charlas de medicina, cursos y congresos porque “es algo que no solo distiende a los participantes, sino que “cuando uno explica algo con un efecto de magia o con humor, se fija mucho más en la memoria. Se acuerdan de aquel ‘loco’ que dio una charla sobre, por ejemplo, ‘qué cantidad de líquido pasar a un paciente en shock’, que me lo explicó con una jarra de la que desaparecía el agua”.
Contó que trabaja de médico de lunes a viernes, y que el sábado puede tener una presentación de magia o de Stand Up y “es totalmente compatible”.
Admitió que tiene pacientes que fueron a verlo hacer magia o Stand Up “y lo tomaron muy bien, lejos del prejuicio que indica que como profesional médico se tiene que ser serio, porque esa es la imagen que se tiene que dar, pero los pacientes reciben muy bien esta faceta que aparece en el Instagram, de explicar medicina con humor”.
Los colegas también lo toman bien, a pesar que al principio se mostraban un poco reacios. “Después empezaron a entender por dónde venía. Que la información médica no pierde seriedad, sino que se trasmite de otra manera, y lo empezaron a compartir, y comenzó a crecer en las redes sociales”.
En agosto, Ñembosarái
En mayo, Ríos estuvo en la capital misionera donde se presentó en el Festival del Humor Mboyeré, invitado por Humor Activo, uno de los grupos organizadores. En agosto, regresará a su tierra colorada con “Ñembosarái”, un show preparado especialmente para los posadeños/misioneros.
“Será una mezcla de lo que hice en mayo, pero con cosas nuevas que van a sorprender. Creo que la gente entendió que la magia es también para gente grande, y eso está bueno. Espero que podamos llenar la sala otra vez. Será un show muy participativo, casi toda la magia se hace con los espectadores y eso es lo que me divierte. No es el típico que, si pasan al frente, alguien se va a burlar. Se pregunta, quien quiere participar, lo hace; el que no, solo disfruta mirando”, aclaró.
“El escenario me llamó la atención desde que participaba del Grupo Scout ‘San Roque González’. Siempre me gustó cantar, bailar, de todo un poco. A los 30, cuando empecé la residencia en cardiología, realicé en paralelo un curso de Stand Up sin haber visto en mi vida un show. Solamente escuchaba por radio y me gustaba lo que hacían. Volví a subir al escenario y volví a encontrar esa magia que tiene el hacer reír a la gente. Así que mezclaba guardias con presentaciones de Stand Up y fui muy feliz. Después, por diferentes motivos, dejé de presentarme con frecuencia”. Más tarde, empezó a estudiar magia porque quería utilizarla para explicar medicina. Y esa fue la clave.
Sobre su experiencia en el festival indicó que “fue increíble, hermosa. Fue la presentación con la mayor cantidad de sensaciones encontradas porque nunca me había presentado en Posadas haciendo Stand Up y magia. Era mi lugar, mi tierra, mi gente, estaban mis amigos, mi familia, compañeras de colegio de mi hermana Verónica y de mamá, María Rosa Murciego, que me conocen desde niño. Muchos me veían como el doctor que trabaja en Buenos Aires y que de golpe vean esta faceta artística, fue muy lindo, emocionante”. Y por eso decidió regresar.
“Ñembosarái” significa jugar en idioma guaraní y lo que Ríos pretende es, justamente, que la gente vuelva a jugar, a ilusionarse. “Cuando uno es niño se sorprende con cada cosa que pasa cuando empieza a descubrir, de grandes, como tenemos que ser más serios, como tenemos que aprender a razonar, entendemos que jugar está mal. Nos dicen: esa persona juega con vos, y tiene una connotación negativa, o cuando alguien dice que juega, siendo adulto, es un inmaduro. Sin embargo, el hecho de jugar nos hace más creativos, nos aumenta la capacidad de pensar, nos saca de ese cuadrado en el que estamos siempre. Nos hace pensar más allá de una línea, de un parámetro, pensar fuera de la caja, se dice habitualmente, y eso está buenísimo. Así que busco que la gente se asombre, que fue lo que logré en mayo, la sorpresa de la gente junto con la risa. Este contrato que hay entre el mago y el público es hermoso, es como cuando uno va al teatro o va al cine”, dijo el profesional, cuya familia y amigos “están acostumbrados a esta locura, a que uno vaya un poco contra la corriente”.
Otra de las expectativas fuera del show es poder seguir mezclando la magia y el humor con la medicina. Su sueño es poder llevar adelante un show de medicina, magia y humor, en un teatro en Buenos Aires, Posadas y otras ciudades del país con el propósito que la gente asista al teatro “para aprender cosas de medicina, para derribar mitos de medicina, entender ciertas cosas que los médicos damos por sentadas y que por ahí nos olvidamos que hablamos en ‘raro’, o que creemos que todo el mundo entiende lo que hablamos, pero con humor y con magia. La idea final es poder integrar todo en un teatro: medicina, magia y comedia”, explicó quien vivió buena parte de su vida a dos cuadras de La Placita, hizo el jardín de infantes y el preescolar en el Santa María, y luego en el colegio Roque González.
Su principal expectativa es que la gente se divierta y salga de la sala sorprendida “queriendo más. Más adelante quizás haga este show en Buenos Aires, pero la idea original fue pensada para Posadas, desde el nombre hasta los efectos de magia”.
En sus últimos años de carrera, el galeno cubrió guardias como practicante en el hospital Madariaga, de Posadas. En el Hospital Británico hizo dos residencias médicas: terapia intensiva (a los 25) y cardiología (a los 30).
“Haber estado conviviendo con la muerte todos los días hizo que vea que la medicina es más que curar… también es acompañar, por eso adopté el humor y la magia como herramientas”.
Para más info sobre el espectáculo comunicarse con @dr_ignacio_rios.