Uno de los animales más particulares que hay en el reino animal, ya sea por sus colores, hábitos o modos de alimentación, es el lagarto. Para dar a conocer su importancia y también las amenazas que afronta -por ejemplo el tráfico de fauna– se dispuso que cada 14 de agosto se conmemore el Día Mundial de este tipo de reptil tan conocido y que engloba más de 3.000 especies.
Los lagartos o lacertilios (reino Animalia orden Squamata) son reptiles pertenecientes al grupo parafilético de escamosos (iguanas, varanos, coritofánidos, camaleones, lagartijas, geckos, entre otros).
Tienen el cuerpo y la cola alargada, su piel es escamosa y sus párpados son móviles. Su dieta alimenticia es a base de insectos, plantas y huevos de pequeños animales. Su tamaño varía en cada especie: entre los cinco centímetros hasta los tres metros.
Diez peculiaridades de los lagartos
1. Si lo único que te viene a la cabeza cuando oyes “lagarto” es esa pequeña criatura que corretea por tu jardín, debes saber que bajo esta denominación se incluye a la mayoría de reptiles actuales: varanos, iguanas, lagartijas, camaleones, coritofánidos –como el basilisco común– y geckos.
Los lagartos, pues, comprenden cerca de 3.000 especies diferentes –aunque todavía se están descubriendo nuevas especies– que se distribuyen por todo el mundo, salvo en las regiones polares.
2. Muchas especies de lagartos no tienen patas: en concreto 200 de ellas. Se les conoce como serpientes de cristal o luciones, aunque sí tienen huesos vestigiales de las extremidades. El último de estos reptiles sin patas se descubrió en 2011 y, además de carecer de extremidades, era ciego. Medía 15 centímetros de largo y es el primero de esta especie identificado en Camboya, en las montañas de Cardamomo.
3. Los reptiles más grandes de la familia de los lagartos son los dragones de Komodo, que pueden llegar a medir hasta 3 metros de largo. Están dotados con 60 potentes dientes, una lengua amarilla y larga y una mordedura mortífera -quizá también venenosa- que les permite dar caza a invertebrados, aves y mamíferos. Son considerados uno de los lagartos más inteligentes, agresivos y con una velocidad sorprendente, alcanzando los 20 km/hora. Además de ser excelentes trepadores, son capaces de bucear a una profundidad superior a los 4 metros.
Sin embargo, también podemos encontrar lagartijas y camaleones de escasos centímetros (como el Brookesia micra, de 29 milímetros). El lagarto más pequeño conocido es la jaragua sphaero (Sphaerodactylus ariasae), que solo mide 16 milímetros de largo.
4. Tienen un sentido del olfato excepcional. Para oler, muchos lagartos utilizan un órgano conocido como órgano de Jacobson o vomeronasal, mediante el que pueden captar las moléculas en el aire y enviar la información al cerebro. Este órgano también se utiliza en la reproducción, para la captación de feromonas.
5. De las 3.000 especies conocidas solo dos de ellas son venenosas: el monstruo de gila y el lagarto moteado mexicano (o lagarto escorpión). Ambos se encuentran en zonas áridas y cálidas de México, el sur de Estados Unidos y otros países de Centroamérica.
6. Su extravagante mecanismo de defensa es probablemente una de las características más distintivas de los lagartos: muchos de ellos, cuando se sienten amenazados o están en peligro, son capaces de hacer que su cola se desprenda. Así, pueden huir y despistar a su depredador, ya que la cola todavía se mueve una vez separada del cuerpo. Tras esto, pueden regenerar su cola, aunque la nueva no es idéntica a la primera. De hecho, se conoce el extraño caso de un lagarto encontrado en Kosovo que tenía nada más y nada menos que tres colas.
El lagarto cornudo tampoco se queda atrás en lo que a métodos de defensa se refiere: al detectar amenazas, este reptil expulsa sangre por los ojos.
7. Respiran en una sola dirección: en 2010, la investigadora de la Universidad de Utah, Colleen Farmer, y su equipo, descubrieron esta excepcional característica que hasta entonces solo se conocía en las aves: respiran de forma unidireccional. Al estudiar la forma de respirar de un varano de sabana (Varanus exanthematicus) descubrió que sus pulmones no solo reciben aire al inhalar (como ocurre en los mamíferos), sino también al exhalar (como ocurre en las aves).
El aire recorre la tráquea y luego se divide: la mitad se dirige a los sacos aéreos posteriores y la otra mitad a los anteriores. Los anteriores se vacían directamente en la tráquea y es expulsado por las vías nasales. Los posteriores, sin embargo, se vacían en los pulmones. Al fluir el aire fresco a través de los pulmones en una sola dirección, el intercambio de gases es más eficiente que en el caso de los mamíferos.
8. Los mecanismos de reproducción en los lagartos varían dependiendo de la especie a la que pertenecen. La mayoría de ellos son ovíparos -u ovovivíparos-, pero existen 50 especies que presentan reproducción asexual. En concreto, la partenogénesis, una práctica que realizan las hembras de lagarto en ausencia del macho. Este método prescinde de los genes del macho y, aunque estas 50 especies lo utilizan como método exclusivo, se desconoce cuántas especies son capaces de realizar la partenogénesis pese a tener otros mecanismos reproductivos que sí incluyen al macho.
9. Dedos adhesivos: muchos lagartos, en concreto los anoles y los geckos, tienen en los dedos de las patas una especie de almohadillas adhesivas o “setas” que les confieren unas impresionantes habilidades trepadoras. En la punta de esas almohadillas tienen unas estructuras diminutas llamadas espátulas. Sin embargo, sus patas no son “todopoderosas”. Los geckos son incapaces de adherirse a algunas superficies pulidas como el vidrio, y tampoco pueden pegarse a superficies húmedas o resbaladizas.
10. El sentido de la vista es muy importante para los lagartos, ya que lo utilizan para localizar a las presas y para la comunicación, y por ello la visión en color está muy desarrollada en estos animales. Además, entre ellos es esencial el lenguaje corporal a la hora de aparearse, establecer su territorio o resolver disputas con otros lagartos. Para cada uno de estos casos, estos reptiles adoptan un “baile”, una postura, gesto o movimiento en concreto. Por otra parte, los colores iridiscentes e intensos que utilizan se encuentran normalmente escondidos bajo las escamas para poder mantenerse a salvo de los depredadores, y solo los enseñan cuando es necesario.
Fuentes: Día Internacional de y National Geographic