Un sargento de la Policía de Misiones fue detenido tras ser denunciado por presuntas coimas, robo de dinero y mercaderías, como así también amenazas con arma de fuego a dos hombres que estarían relacionados al contrabando de la zona de frontera de Puerto Iguazú, señalaron fuentes del caso.
Tras tomar conocimiento de las acusaciones, la Jefatura separó de la fuerza al suboficial, de 39 años, quien está siendo investigado por la Justicia.
El ilícito ocurrió días atrás, según la denuncia de los supuestos damnificados, quienes manifestaron que fueron abordados presuntamente por el integrante de la fuerza de seguridad que bajo amenazas con un arma de fuego le sustrajo mercadería y dinero.
Por ello la Dirección de Asuntos Internos de la Jefatura en conjunto con la Unidad Regional V (con asiento en Puerto Iguazú), llevaron a cabo la exhaustiva investigación, la cual culminó ayer a la mañana con la detención del sospechoso, el secuestro del arma reglamentaria y el teléfono celular, quedando a disposición del Juzgado de Instrucción 3 de esa ciudad, a cargo del magistrado Martín Brites.

Un presunto cómplice
Durante la jornada de hoy los uniformados allanaron el domicilio del sospechoso, donde incautaron 2 mil dólares, cuyo origen ahora es motivo de averiguaciones.
Otra línea investigativa apunta a establecer si el acusado contó con la complicidad de otro efectivo, teniendo en cuenta que los denunciantes habrían referido que el “sargento estaba con otro policía pero que no lo pueden identificar aún”, confió un vocero del caso.
Por otra parte, si bien aún no fue confirmado oficialmente, se supo que para poder permitir el paso de los llamados “bagalleros” o contrabandistas de frontera, el efectivo que ahora está bajo la lupa al parecer tenía un arancel fijo: 500 mil pesos por cada “pase libre de impuestos”, agregó la misma fuente.
Será clave la continuidad de la investigación para determinar como era el supuesto modus operandi y desde cuando. Trascendió que los denunciantes se movilizarían diariamente en motocicletas, trasladando aparentemente mercaderías sin los avales legales, aunque esto debe ser también confirmado por los investigadores.
El ingreso de estos productos sería a través de la frontera y por pasos no habilitados. Situación que se cree era aprovechada por el sospechoso, quien patrullaba ese sector de la ciudad, para intimidar a los “bagalleros” a punta de pistola, “cobrarles el arancel” y dejarlos pasar. También indicaron las fuentes que las amenazas habrían funcionado en muchos casos como una extorsión para dejar a los traficantes continuar con sus negocios de frontera.