La vida está tan agitada que a veces nos puede ayudar silenciar nuestra mente para silenciar nuestros pensamientos. Podemos hacerlo con ejercicios de respiración, meditación o de oración, tratando de relajar el cuerpo para poder conectar con nuestro sentir, intentando de alguna forma parar un poco, bajar el ruido mental y calmar esa mente agitada de tantas exigencias.
Ahí, cuando paramos podemos sentir y escuchar. Si observamos nuestro día solemos terminar de trabajar y rápidamente empezamos a limpiar o buscamos algún entretenimiento para seguir ocupados. Terminamos eso y buscamos otra cosa, con tal de no parar.
Estamos conectados a las redes todo el día, pero desconectados de nuestro ser. Es como que tuviésemos que estar ocupados, haciendo algo y ser productivos.
Sin darnos cuenta no queremos parar porque ahí sentimos. Cuando todo se detiene nos encontramos con lo que estamos sintiendo, con lo que estamos siendo y recién ahí podemos vernos.
No es casualidad que cuando uno para o se acuesta aparecen las contracturas o los dolores y nos preguntamos: “¿Cómo puede ser que durante el día no me dolió nada?”. Sí te dolió, solo que estabas ocupado en otra cosa y es porque no le diste tiempo a que tu cuerpo hable.
Hoy les traigo un ejercicio para silenciar la mente. Buscas un lugar tranquilo, podés sentarte o acostarse, cerrar los ojos, vas a ir respirando lentamente inhalando y exhalando varias veces, trata de animarte a escuchar tu respiración y todos los ruidos que estén en el ambiente, cuando sentís que te relajaste, anímate a contemplar qué pasa en ese momento, ¿hay silencio?
¿Te sentís cómodo? ¿Te da miedo? ¿Aparece alivio? Todo lo que aparezca está bien. Es lo que sentís. Si pudiste hacerlo lleva tus manos al corazón. Si no pudiste, escuchá qué dice tu cuerpo. ¿Estás cansado? ¿Agitado? ¿Te duele algo? Registra y anímate a sentir.
Si crees en Dios habla con él en ese momento. El silencio es el gran olvidado en nuestra sociedad donde todo hace tanto ruido. Pero es un ruido vacío. Tan vacío que duele.
Justamente en el silencio es donde podemos escucharnos para darnos cuenta de nuestras necesidades. En el silencio, el tiempo pasa lento y nos damos cuenta que la vida está pasando. Es ahí donde podemos sentir que somos responsables de nuestra vida y que podemos decidir si aceptar situaciones o buscar la forma de cambiarlas.
En el silencio nos podemos escuchar y buscar eso que nos da paz. Que Dios los bendiga.
Prof. Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
Whatsapp: 3764-414872