Hablemos hoy de las exigencias, eso a lo que nosotros nos ponemos presión. Vos, ¿sos exigente en tu vida, con vos mismo? O ¿dejas que todo sea sin expectativas, dejas que fluya? Si bien fluir sería lo ideal, confiando en Dios o en quien creas, es necesario encontrar un equilibrio porque si bien todo tiene que fluir, nosotros tenemos que poner nuestra parte, nuestra energía y después si confiar y solar.
Ser exigente es vivir en color blanco y no hablo mucho de su lado luminoso, todo en extremo termina haciendo mal. Tener disciplina está bien, pero cuando nos volvemos muy críticos terminamos lastimando o lastimándonos; cuando llegamos a esto estamos hablando del color blanco en su lado negativo.
El color blanco es luz, claridad, inocencia, pureza, disciplina y orden. Cuando están en equilibrio: la mente y el corazón, la paz surge y es el mejor indicador de que estamos en el camino correcto. Este color que incluye a todos los demás adentro, es súper poderoso en cuestión de energía, así que podría decirse que tiene lo bueno o lo malo de cada color, y eso va a depender solo de una persona: vos.
Está bien ser exigentes, solo encontremos el equilibrio justo para que el blanco no deje ser luminoso. Cuando ponemos mucha presión en las cosas que tenemos que hacer generalmente aparece el mal humor, incluso el tiempo parece lento, sin movimiento y así nos volvemos ansiosos.
Se exigente, pero de una manera tranquila sabiendo que hiciste tu parte, pusiste todo el corazón y listo, ahí solo comienza afluir con los resultados, que lo que tenga ser será.
Gabriela Gómez
Especialista en Cromoterapia
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