En Foz de Iguazú, Brasil, se realizó el tercer Congreso Internacional de Enfermería en Terapia Intensiva y el noveno Congreso Latinoamericano de Enfermería en Cuidados Críticos. En este encuentro el proyecto misionero “Mural de las emociones” quedó en segundo lugar por su experiencia innovadora, al ser una herramienta para el apoyo emocional en la unidad de terapia intensiva del hospital Pediátrico de Posadas. Ante situaciones extremadamente agobiantes, colocaron un espacio donde mediante un sistema de cintas de colores pueden expresar una emoción sin necesidad de utilizar palabras.

Colores para las emociones
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN el docente a cargo del proyecto, Sergio Sandes, contó que “con la licenciada Gloria Longoni de Córdoba fuimos como representantes de la Federación Argentina de Enfermería”. Sobre estos dos congresos, el internacional y el panamericano, “participaron colegas de más de 20 países, con exposición de 179 trabajos, con relatos y experiencias de hospitales y universidades de todo el mundo”.
Como parte de la convocatoria, “presentamos un trabajo que venimos realizando desde el año pasado, gestado y pensado por estudiantes de la Escuela de Enfermería de la UNaM”, relató. A través de la experiencia, aseguró que “la sala de terapia intensiva es un espacio muy frío, hostil, donde justamente tener un familiar internado genera muchas emociones encontradas, angustias y crisis”.
A partir de ello, “al estar haciendo la práctica en el hospital de Pediatría, este grupo de estudiantes propone hacer una intervención de la cual surge este mural de las emociones”, precisó el docente. Tras conformarlo como un proyecto y ser aprobado, detalló que “el mural está instalado desde noviembre del año pasado en el hospital de Pediatría, en la sala de terapia intensiva, todo lo cual fue pensando y financiado por este grupo de estudiantes”.
Sobre cómo se utiliza el mural, Sandes explicó que “es un espacio en el cual los papás de los niños internados, los familiares y todo aquel que sea parte de la comunidad, puede expresar sus emociones sin la necesidad de palabras”. Sucede que, a través de un sistema de cintas de colores, cada uno de esos colores representa una emoción: enojo (rojo), triste (gris), optimismo (amarillo).
Mediante esta herramienta, notaron que “sirve para que toda la gente pueda expresar algo de todo aquello que se vive en una sala de espera, donde a veces ni siquiera existen palabras para describir esos sentimientos”. En estos meses, resaltó que “se han atado una cantidad impresionante de cintas, porque muchos buscan expresar de esa forma sus sentimientos”.
Acerca del Congreso en Brasil, comentó que “tuvimos la suerte de obtener el segundo premio en relatos de experiencias y en experiencia innovadora, tras ser evaluados por tres países: Brasil, México y Chile”. A partir de ello, consiguieron “una de las calificaciones más altas, logramos conseguir este segundo puesto que es muy importante para la Universidad Nacional de Misiones, el hospital de Pediatría y toda nuestra comunidad”.
Respecto a la labor de los enfermeros dentro de una internación en terapia intensiva, señaló que “definitivamente es un trabajo que te moviliza, genera muchas emociones encontradas y te hace cuestionar permanentemente cosas simples de la vida”.
En estos espacios médicos, Sandes compartió que “se maneja la vida y la muerte con una línea tan delgada, donde todo el equipo médico quedamos tan al frente de eso al cuidar de esta persona hospitalizada, más al tratarse de pacientes pediátricos, donde generalmente las emociones están mucho más a flor de piel”.
Con los estudiantes, apuntó a que “el comenzar cualquier experiencia nueva en el cuidado de pacientes ya es movilizador, pero al iniciar con niños en la cátedra es muy movilizador al pasar por áreas críticas, con pacientes comprometidos y mayores necesidades”. En este sentido, remarcó que es fundamental el acompañamiento de los docentes”.