Me gustó este fragmento del libro “El caballero de la armadura oxidada” donde dice: El caballero preguntó qué era la bebida que le había ofrecido. El mago sonriendo le dijo: ES VIDA ¿Vida?
– Sí dijo el mago. ¿No te pareció amarga al principio y luego a medida que la degustabas, no la encontrabas cada vez más apetecible?
–El caballero asintió, y los últimos sorbos resultaron deliciosos.
-Eso fue cuando empezaste a aceptar lo que estabas bebiendo. La vida es buena cuando uno la acepta.
Las cosas hay que aceptarlas tal como son, simplemente porque así son. Creo que eso aprendemos cuando comenzamos a entender lo que nos sucedió en nuestra vida y eso nos ayuda a aceptar.
Sabemos que nada de lo que ocurrió podría ser de otra forma, sin embargo no aceptamos. Por eso sufrimos. Pensamos que si hubiésemos hecho algo diferente, quizás tal vez algo de lo que sucedió no hubiera pasado y eso nos llena de culpa.
Nuestra mente nos engaña diciéndonos que este presente no es perfecto y que siempre hay algo que podría estar mejor. Pero no es así, las cosas suceden y sucedieron como son y es una locura pensar que podríamos haber hecho algo diferente. Hoy quizás sí, viendo desde esta perspectiva, pero en ese momento ¡no pudimos!
Aceptar la vida tal y como viene nos garantiza paz, nos hace dar cuenta que no tenemos el control de nada porque nadie sabe qué va a pasar y ahí radica la belleza de la vida. Pensar así me ayuda confiar en Dios mi creador. Sé que de ahí vengo y allá voy. Es lo que me da paz.
Hoy los invito a detenernos respirar profundo, observar nuestra vida y podemos preguntarnos:
¿Acepto lo que sucede o me resisto a los cambios? ¿Vivo en el pasado añorando otras épocas donde creo haberme sentido mejor? ¿Vivo culpándome por no haber hecho tal o cual cosa? Solo respira sintiendo lo que aparece.
Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
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