El presupuesto mensual del Servicio Penitenciario Provincial (SPP) indicó hasta diciembre pasado que por mes se destinaban 70 millones de pesos para alimentar detenidos y guardias en las ocho unidades de la fuerza de seguridad y las comisarías asignadas de Posadas, Puerto Rico, Oberá y Eldorado.
El total del dinero fue estimado y contado para 2.500 personas, 75 mil raciones de comida mensual (desayuno, almuerzo, merienda y cena) alrededor de 930 pesos por persona y por día.
De las fuentes relevadas por PRIMERA EDICIÓN, se pudo remarcar y coinciden en que la calidad hoy, es mucho aún peor que ese monto calculado hasta el final de 2023. “Cuatro bollitos de algo que dicen que es galleta, pero apenas es más grande que una torradita o coquito y más duro que una piedra. El cocido o té negro en Loreto se hace con dos kilos de azúcar en tres ollas de 20 litros. El almuerzo es peor, 60 kilos de huesos y grasa de vaca y los cocineros firman que reciben puchero. Cada vez que aparece un zapallo es un milagro, solo cuatro kilos de mandioca para las 335 raciones. Es puro agua y sal; y ni hablar de la cena, polenta o arroz sin pollo pero servido como si lo tuviera”.
La voz corresponde a un efectivo del SPP, irrefutable y consultada porque las quejas y las imágenes desde distintas prisiones y dependencias carcelarias en Misiones llegan a este Diario desde hace varios meses y reflejan condiciones que violarían derechos humanos y la propia Constitución Nacional.
El SPP debería recibir, al menos 70 millones de pesos por mes del Estado provincial para todos los insumos necesarios de alimentación. De este monto ya el año pasado se habrían registrado irregularidades y se estima que solo el 40 por ciento del monto mencionado se habría cumplido mensualmente.
Está pautado para 1.700 detenidos en las ocho unidades penales provinciales y las comisarías correspondientes, pero abarca a un total de 2.500 personas, incluyendo guardias y efectivos relacionados.
“Entre 700 y 800 pesos por día se habría calculado lo gastado en comida por día, el año pasado”, manifestó otro funcionario, quien también estimó: “Si solo el 40 por ciento llegaba, de las 75 mil raciones cada 30 días, indica la irrisoria suma de 534 pesos a diario”.
“Nadie se queja, los internos trabajan en la cocina y panadería y no se quejan si los remitos dicen levadura y harina de calidad y en realidad es harina de la más dudosa calidad y, por supuesto, levadura no aparece”, sostuvo un agente penitenciario.
La ausencia de denuncias o quejas se manifiesta incluso en organismos como la Comisión Provincial para la Prevención de la Tortura. En este caso ya no sería por el mismo miedo de los internos a perder consideración para su evolución en las fases de condena.
“Si no fuera por los familiares, no tendríamos elementos de higiene. El último pedazo de jabón blanco y un kolynos que nos dieron los guardias fue hace siete meses y al día siguiente nos requisaron y sacaron todo”, contó un preso de la UP-II de Oberá.