Un niño de 13 años fue víctima de los abusos sexuales agravados al que su vecino lo sometió en un barrio de Puerto Rico durante 13 meses. No solo la violencia sexual atravesó el menor, también la psicológica porque cada ultraje que sufrió entre enero de 2020 y febrero de 2021 fue obligado a callar con amenazas de que no solo él iba a morir, sino también sus padres y hermanos.
El sometimiento que caracterizó estos hechos era uno de los puntos que iban a ser debatidos a partir de la semana próxima ante los jueces del Tribunal Penal 2 de la Primera Circunscripción Judicial, pero el acusado de 36 años y changarín de oficios múltiples decidió reconocer su culpa y acusación y aceptó la propuesta de firmar un acuerdo de juicio abreviado de quince años de prisión efectiva.
El ofrecimiento correspondió al fiscal Vladimir Glinka y por la calificación de “abuso sexual con acceso carnal varios hechos reiterados indeterminados, en concurso real y a su vez, en concurso real con el delito de amenazas”, ambos previstos y penados por el artículo 119 (tercer párrafo) y el 149 Bis, del Código Penal Argentino.
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De acuerdo a las fuentes judiciales consultadas por PRIMERA EDICIÓN, el hecho fue denunciado el jueves 25 de febrero del año 2021 en la Comisaría de la Mujer y la Familia de la Unidad Regional IV “Puerto Rico”. Fue la madre del niño quien encabezó la presentación y de inmediato tomó conocimiento del relato directo de la víctima.
De acuerdo a la elevación a juicio oral firmada por el juez de Instrucción de la jurisdicción, Leonardo Manuel Balanda Gómez, en enero de 2020 el niño fue llevado a una zona de malezales que rodean un trillo y arroyo próximo a la vivienda de su familia.
El agresor lo amenazó de muerte y concretó los abusos. Los detalles este Diario se reserva su publicación, como también determinar barrio y direcciones precisas, para evitar la revictimización social.
La cantidad episodios que atravesó el niño fueron tantas que el menor no pudo precisar un número, pero sus relatos en Cámara Gesell fueron precisos y contrastados de manera positiva por los instructores del expediente. Detalló los sitios en los que fue amedrentado y ultrajado. “Su relato es conciso y creíble sin dudas, con perfección describió cada lugar y modalidad de violencia física y psicológica que atravesó”, resumió una fuente judicial a este Diario.