Todo el material probatorio que la Justicia recabó en el último año y medio, apunta a que el joven de 21 años que era como mínimo conocido de Rosendo Emanuel Portillo (20) habría sido el que lo asesinó a puñaladas tras citarlo a la zona de un tacuaral el 30 de diciembre del 2022. La causa superó dos apelaciones y técnicamente ya está cerrada. El juzgado interviniente aguarda una pericia psicológica de relevancia para empezar a cerrar la investigación.
En el punto que se encuentra el caso, en breve el juez de Instrucción de Apóstoles Miguel Ángel Faria remitirá el expediente a la fiscalía para que formalmente requiera la elevación a juicio contra el joven, quien está imputado por los delitos de “homicidio con ensañamiento y alevosía y por odio a su orientación sexual”, artículo 80 inciso 2° y 4° del Código Penal. De ser hallado culpable le cabría la pena de prisión perpetua.
Precisamente por esa acusación respecto a un crimen de odio, es que se aguarda la pericia psicológica al joven, como elemento importante a la hora de llegar a una eventual condena.
En este sentido, según lo señaló la investigación en sus inicios, se hablaba de un vínculo presuntamente de pareja entre ambos que era mantenido en secreto. Esto habría trascendido en la localidad de Azara y el hoy acusado, habría culpado a Portillo de haberlo revelado.
Siempre según la pesquisa, lo citó a dicho tacuaral ubicado a un kilómetro del casco urbano. “Ema” se dirigió al lugar en su bicicleta y allí fue atacado.
Tras notar su ausencia la familia de Emanuel avisó a la comisaría pero ellos mismos salieron a buscarlo. Fue su madre la que lo encontró, semidesnudo, con una remera azul colocada y con manchas de sangre. Portillo habría querido escapar de su atacante y murió a causa de un shock hipovolémico. Las lesiones que tenía en las manos eran indicios que había intentado defenderse.
Su ropa interior y el pantalón fueron encontrados semienterrados a unos 20 metros de donde estaba el cuerpo.
A las pocas horas del hallazgo quien era sindicado como amigo de Rosendo Emanuel, fue demorado como testigo sospechoso y liberado pero supeditado a la pesquisa.
Testimonios recabados por los investigadores revelaron que él le había confesado a un amigo que había asesinado a “Ema”. Allanaron su domicilio y le incautaron su celular, cuya pericia también fue clave para la causa.