Si alguna vez te han herido, si alguna vez te han fallado, si alguna vez algo te causó tanto dolor y más aún, no corras, no te lamentes, no sufras. Date la vuelta y enfrenta.
Vuelve a mirar aquello que ya no está, aquello que ya pasó, aquello y ¡bendice! Bendice el bien oculto detrás de cada persona con la que te cruces, bendice el bien oculto detrás de cada situación.
Bendice y ¡agradece!
Bendice porque esa energía pasa por ti cuando te abres solo para sanarte y ¡suelta!
Suelta después de mirar.
Suelta después de enfrentar.
Suelta cuando ya no necesites ese dolor.
Suelta cuando te puedas parar y volver a caminar.
Suelta cuando te des la vuelta.
Suelta cuando te des cuenta que puedes elegir.
Suelta cuando te des cuenta que ya no hay beneficio en seguir atado.
Suelta cuando quieras ir liviano.
Pero primero mira y recuerda.
No sueltes por negación. No sueltes por imposibilidad, recuerda que si sueltas por no ver en algún momento volverá con más fuerza. Suelta porque puedes, suelta porque decides amarte, suelta porque has comprendido y decides vivir de otra manera, aunque no sepas cómo, aunque no tengas registro de algo mejor, aunque pienses que no vas a poder.
Suelta y confía en el destino y en tu alma, que lo abarcan toda hasta lo que tu mente no comprende. Suelta y anímate a ser y estar feliz. Es una decisión.
Por Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
Whatsapp 3764-829015