En un mundo cada vez más globalizado y complejo, el papel de las empresas en la promoción y el respeto de los derechos humanos ha cobrado una importancia inusitada. Las actividades empresariales pueden tener un impacto profundo en la vida de las personas, no solo a través de la generación de empleo y la creación de riqueza, sino también en la manera en que se respetan y protegen los derechos fundamentales de las comunidades. El concepto de debida diligencia se convierte en un pilar esencial para garantizar que las empresas actúen de manera responsable y alineada con los principios de derechos humanos.
• La debida diligencia en derechos humanos refiere a la obligación de las empresas de identificar, prevenir, mitigar y rendir cuentas por los impactos negativos que sus operaciones puedan tener sobre los derechos humanos. No se trata solo de un imperativo ético sino también de un mandato que empieza a consolidarse en el ámbito legal a nivel internacional.
• La debida diligencia no solo previene conflictos, sino que también crea espacios de diálogo y cooperación entre las empresas y las comunidades afectadas para facilitar la comunicación y el entendimiento mutuo, lo cual es crucial para la resolución de disputas y para la reparación efectiva de cualquier daño causado.
• Las empresas, especialmente aquellas con operaciones globales, tienen la capacidad de actuar como agentes de cambio social positivo. Cuando adoptan un enfoque proactivo en materia de derechos humanos, no solo contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas en sus áreas de influencia, sino que también fortalecen su propia reputación y sostenibilidad a largo plazo. Sin embargo, esto requiere un compromiso genuino con la debida diligencia y una disposición para implementar cambios significativos en sus políticas y prácticas.
•Uno de los desafíos más significativos es la resistencia al cambio, especialmente en entornos corporativos donde la prioridad inmediata puede ser la maximización de ganancias. Sin embargo, la debida diligencia no es incompatible con la rentabilidad; al contrario, las empresas que adoptan políticas responsables tienden a ser más sostenibles y gozan de mayor confianza por parte de consumidores, empleados e inversores.
• Otra oportunidad radica en el desarrollo de marcos normativos más sólidos que exijan a las empresas no solo prevenir y mitigar impactos negativos, sino también reportar públicamente sus esfuerzos en derechos humanos. Esto no solo aumentaría la transparencia, sino que también fortalecería la rendición de cuentas. De hecho es una realidad en países como Francia, Alemania y Noruega.
• La incorporación de la debida diligencia en derechos humanos dentro del marco operativo de las empresas no es solo un requisito legal emergente, sino una necesidad moral en un mundo donde las desigualdades y los abusos siguen siendo una realidad. La promoción de la justicia, el respeto y la dignidad humana debe ser el eje central de cualquier estrategia empresarial.
• Las empresas tienen el poder de influir positivamente en el mundo, y es a través de la debida diligencia en derechos humanos, que pueden contribuir a construir sociedades más justas, equitativas y pacíficas.
Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
IG: valeria_fiore_caceres