El popular cantante Humberto Vicente Castagna, más conocido como “Cacho Castaña”, murió hoy a los 77 años en el Sanatorio de Los Arcos, ubicado en el barrio porteño de Palermo, donde se encontraba internado desde el sábado 28 de septiembre a raíz de una complicación en su estado de salud.
El cuadro del artista se agravó debido a un virus que ingresó en sus pulmones, y otro en la sangre, según informaron medios nacionales. Además, arrastraba serios problemas en sus riñones.
Cacho Castaña, compositor de famosas canciones como “Café La Humedad”, “Garganta con arena” y “Para vivir un gran amor”, estuvo internado por problemas cardíacos en 2005 y respiratorios en 2011.
Luego, el 24 de diciembre de 2013, ingresó al Sanatorio de Los Arcos por una serie de complicaciones derivadas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que padecía. Pero a fines del 2018 los problemas de salud comenzar a acentuarse. El 7 de noviembre fue internado de urgencia en el Sanatorio de Los Arcos de Palermo por un cuadro bronquial.
El 11 de junio pasado celebró la llegada de sus 77 años acompañado por su pareja y sus amigos, en un evento en el que se lo notó sonriente y bien de salud. Pero poco después, el 5 de agosto, debió ser hospitalizado nuevamente en el centro médico de Palermo, debido a un cuadro de neumonía.
Sobre el ídolo
Nacido el 11 de junio de 1942 como Humberto Vicente Castagna, el nombre elegido por sus padres, con la llegada de la fama fue simplemente Cacho Castaña para todo el mundo. Su infancia y juventud transcurrieron en una casa de la calle Galicia, en el barrio porteño de Flores.
“Gracias a Dios tuve una niñez y una adolescencia muy lindas. Dos viejos maravillosos y dos hermanos mayores”, recordó alguna vez.
A los seis años empezó a estudiar música. Talentoso y precoz, a los 13 se convirtió en profesor de piano y participó en orquestas de tango. “Con pantalones cortos debuté tocando el piano en la orquesta típica de Espósito y seguí tocando música toda mi vida. Pero cuando salió Elvis Presley se nos llenó la cabeza de humo a todos, empezamos a bailar y a mover la pelvis”, comentó sobre su incursión en la música.
Por el arte dejó atrás su segunda pasión: el fútbol. Reconocido hincha de San Lorenzo y buen futbolista, llegó a jugar en la cuarta división del club de Boedo.
Cacho no tuvo una gran educación formal y siempre se jactó de que su aprendizaje fue en la escuela de la calle. “Mi adolescencia la pasé en el café. Ahí aprobé lo bueno, lo malo. Era una gran escuela. Hoy no existen más esos lugares. En el café escuchábamos lo bueno y lo malo, y ahí sabías dónde estaba el medio para no hacer macanas”, se sinceró.
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