A poco de cumplirse un año y siete meses del homicidio de un peón en la zona de Comandante Andresito, fueron completadas las últimas pruebas requeridas por la fiscalía para cerrar la investigación. La víctima fue un brasilero. Los victimarios sindicados también de esa nacionalidad y además hermanos.
El mes de marzo de 2023 registró dos crímenes en la zona de colonias en las afueras de la localidad. El primero fue el de Rogelio Brites (43), en paraje El Pesado. Respecto a los autores se cree que huyeron al Brasil puesto que no pudieron ser ubicados. Distinto fue el caso que ocurrió cinco días después en Paraje La Selva. Allí sí la policía pudo detener a dos sospechosos que trabajaban en la misma chacra con la víctima, Antonio Adir Sorensen (57).
Por jurisdicción la causa fue instruida por el juez de Iguazú, Martín Brites y a mediados de este año la fiscalía pidió pericias de ADN en las manchas de sangre que tenían los elementos incautados en el lugar donde residían los hermanos, para confirmar que se trataba de material genético de la víctima. Y por último, solicitaron peritar el cabello que había en una gorra que se encontraba en la escena del crimen. Buscaban descartar que hubiera habido una cuarta persona en el lugar al momento del homicidio.
Todas esas pruebas fueron completadas y agregadas al expediente, el cual fue remitido nuevamente para que el fiscal solicite formalmente que se cierre la investigación y se eleve a juicio. Todo indicaría que finalmente ya no serán requeridas pruebas complementarias.
El 25 de del mes citado, un vecino de la zona encontró a Sorensen con machetazos en la cabeza, el cuello y brazos. Estaba muerto desde hacia unas horas y como había animales de granja, chanchos específicamente en el lugar estos se acercaron al cuerpo y comenzaron a comerlo. La primer labor de la policía fue saber qué había pasado y quién o quiénes fueron los autores.
Comenzaron a averiguar entre los que vivían por la zona y supieron que en la noche anterior, Antonio Sorensen estuvo en compañía de los hermanos brasileros mientras compartían bebidas alcohólicas.
Las sospechas recayeron sobre ellos y cuando requisaron la precaria vivienda en la que residían encontraron machetes con presuntas manchas de sangre, al igual que un pantalón y un par de botas de goma. También tenían 40 mil pesos en efectivo. Solo a Sorensen le había pagado el patrón.