Francisco Aguirre, Horacio Paniagua y el subrogante Jorge Erasmo Villalba condenaron a prisión perpetua a Julio Alberto de Jesús Chemes (35) por “homicidio agravado por el vínculo”. Según la investigación, el 18 de marzo de 2022, degolló a su padre, Juan Ángel Chemes (73), en una calle del barrio Londin de Oberá. De acuerdo con lo estipulado en el Código Penal de la Nación, en Argentina las personas condenadas a prisión perpetua tienen la posibilidad de acceder a la libertad condicional tras cumplir 35 años de pena.
Los testimonios en la primera audiencia contra Chemes, que se realizó el jueves 17 de octubre, pusieron la atención en su expareja como instigadora y en la presunta autoría de un menor que además es hermano de ella. Los que declararon fueron la madre y los hermanos del imputado, quien aceptó declarar por consejo de sus defensores particulares, Axel Demonari y Alexander Pona.
“Acerca de lo que se me acusa, es todo mentira. Yo no andaba con ningún cuchillo. Éramos una familia que se llevaba bien, de compartir. Eso de que la madre de mis hijos los maltrataba, jamás. Ni ella ni yo nunca les pegamos a los chicos. El celo que tenían era porque no dejábamos que se acercaran a ellos. Nunca amenacé a mi padre”, subrayó Chemes.
Dijo que ese día salió a las 6.30 hacia la parada para ir a su trabajo como albañil. Ante la consulta del presidente del Tribunal, Chemes afirmó que la sevillana que le secuestraron se la habían regalado.
Respecto a las supuestas discusiones y amenazas que tenía con su padre, las negó, pero reconoció que le recriminaba que trabajaba en la chacra y que sus hermanos “se llevaban todo”.
“O sea, ¿usted en ningún momento atacó a su padre con un arma blanca para provocarle la muerte?” preguntó Aguirre, a lo que Chemes respondió con un escueto: “No”.
Luego declaró Ángela Chemes, una de las hermanas, quien contó que “en dos ocasiones me interpuse para que no lo atacara a mi padre. Él no es el único culpable. Se está haciendo cargo de todo para proteger a su exmujer, su cuñado y a otra de mis hermanas (Milagros)”.
“Le trabajaron mucho la cabeza a él para que llegara a cometer el hecho. Lo único que hacía mi papá era defender a los nietos de los golpes”, añadió.
En un momento de su declaración, recordó que en la casa la policía secuestró una alpargata de calce 38 que estaba en lavandina, junto a otras prendas. Subrayó que su hermano calza 42.
Siguieron los testigos con la declaración de Carolina, la exmujer del acusado. “Me llevaba bien con él, con mis hijos salíamos los fines de semana a disfrutar”, comentó, dando a entender que no había problemas con la víctima respecto a la relación con sus hijos.
“Entre ellos (los hermanos) sí había muchas discusiones y, que yo sepa, nunca lo amenazó de muerte al padre”, comentó ante los jueces. Susana Chemes, otra de las hermanas, dijo que no estuvo de acuerdo con que su cuñada “fuera a vivir con nosotros, porque era una persona extraña”.
Después fue el turno de Gloria Sanabria, la viuda. Recordó que escuchó a la mujer de su hijo amenazar a su marido, diciendo que “en Buenos Aires tenía gente que trabajaba para ella, que iba a traer a su hermano para arreglar como hombres”. El hermano vino de Buenos Aires, pero como era menor, ocurrió lo que ocurrió. “En el tacho, la ropa que secuestraron no era la ropa de mi hijo, sino la del menor”, afirmó.
Seguidamente, testificó Analía Chemes: “Él no se llevaba bien con mi papá, culpa de la mujer”. Entre lágrimas, expresó que “el que hizo eso” fue el hermano de la pareja del imputado. “Esa es mi sospecha”, apuntó.
Ayer, el juicio pasó a cuarto intermedio y hoy el Tribunal Penal de Oberá condenó a Chemes a prisión perpetua.