La indefensión aprendida es un fenómeno psicológico que ocurre cuando una persona, después de experimentar situaciones repetidas de falta de control o abuso, llega a creer que no puede cambiar su realidad, independientemente de las oportunidades que puedan surgir para hacerlo. Esta condición no solo tiene profundas implicaciones en la salud mental y el bienestar personal, sino que también juega un papel crucial en la manera en que los individuos perciben y manejan los conflictos.
El término “indefensión aprendida” fue acuñado por el psicólogo Martin Seligman en los años 60, quien descubrió que los animales que eran sometidos a situaciones de estrés incontrolable no intentaban escapar incluso cuando se les ofrecían oportunidades de hacerlo, todos conocerán el cuento del elefante.
Este fenómeno también se observa en los seres humanos. Las personas que han enfrentado experiencias repetidas de fracaso, abuso o situaciones donde no pueden influir en el resultado, pueden desarrollar un sentimiento de impotencia generalizada, creyendo que no hay nada que puedan hacer para cambiar su situación.
En el contexto de los conflictos, las personas que los han experimentado en forma intensa, ya sea en el hogar, trabajo o comunidad, y no han podido resolverlos de manera efectiva, pueden empezar a creer que cualquier esfuerzo para cambiar la situación es inútil. Esta creencia afecta su comportamiento y su disposición para participar en procesos de resolución de conflictos.
Las personas que sufren de indefensión aprendida tienden a evitar las conversaciones difíciles y no participan activamente en la búsqueda de soluciones. Suelen sentir que cualquier intento de diálogo será infructuoso o que sus voces no serán escuchadas.
En el mismo sentido, en situaciones de abuso o conflicto repetido, la indefensión aprendida puede llevar a una pasividad crónica, donde las personas no denuncian abusos, no establecen límites claros o no buscan ayuda, perpetuando el ciclo de conflicto.
La indefensión aprendida hace que las personas sean incapaces de reconocer o aprovechar los recursos a su disposición como mediadores, abogados o servicios de apoyo psicológico.
La mediación se centra en crear un espacio seguro y equitativo donde todas las partes puedan expresar sus preocupaciones y sentimientos sin temor a represalias. El diálogo facilitado, permite a las personas comprender que tienen el poder de influir en el resultado del conflicto. Reconocer la experiencia de la indefensión puede ser un primer paso hacia la recuperación del control y la agencia personal.
Capacitar a las personas en habilidades de resolución de conflictos, como la comunicación efectiva, la negociación y la construcción de consenso, puede ayudarles a sentirse más seguras y capaces de abordar conflictos futuros. Además de la mediación, es esencial conectar a las personas con redes de apoyo adicionales, como consejeros, abogados, o grupos comunitarios, que puedan ofrecer asistencia continua y recursos.
La indefensión aprendida es una barrera significativa en la resolución de conflictos, pero no es insuperable. Con el enfoque adecuado, que combine empatía, validación y herramientas prácticas, es posible ayudar a las personas a superar esta condición y restaurar su capacidad para manejar conflictos de manera constructiva.
Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
IG: valeria_fiore_caceres