Dentro de nueve días, el lunes 4 de noviembre, comenzará a regir la veda pesquera en todo el territorio provincial.
En los ríos Paraná e Iguazú, el lago Urugua-í y en los afluentes de esos cursos de agua, las restricciones estarán vigentes hasta la medianoche del viernes 20 de diciembre. Respecto del río Uruguay, la veda se prolongará hasta el último día del mes de enero.
Cabe señalar que este año el Ministerio de Ecología recortó un mes el período de veda en aguas del río Uruguay. Hasta el año pasado, comenzaba el primer día hábil del mes de octubre y finalizaba a fines de enero.
Durante este período se permitirá la pesca de subsistencia con línea de mano a aquellas personas que realicen el trámite ante el Ministerio de Ecología.
La medida tiene como finalidad permitir el desove y la reproducción de las más de cien especies que habitan nuestros ríos. Esta temporada las condiciones están muy lejos de ser las ideales para que los peces cumplan con su ciclo reproductivo, ya que el río Paraná exhibe un caudal extremadamente bajo debido a que las precipitaciones de invierno y lo que va de la primavera estuvieron por debajo del promedio.
La última creciente se registró en diciembre y enero pasados. A partir de entonces los ríos de la región no tuvieron los desbordes que resultan fundamentales para que muchas especies desoven en los valles aluviales durante la etapa de reproducción, a resguardo de los depredadores.
Misiones suele compartir el período de veda con Paraguay, mientras que en los últimos años la provincia de Corrientes optó por mantener la pesca durante este lapso de tiempo pero con devolución total. La medida tiene como finalidad mantener el flujo de turistas que llegan a la provincia para practicar la pesca deportiva y recreativa.
Complicaciones
En un artículo publicado en 2021 en la página web de la Universidad Nacional de Misiones, la magíster en ecología acuática continental, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales, Gladys Garrido sostuvo que la bajante extraordinaria de los cursos de agua afecta a los peces de la región.
La situación vivida en ese entonces, con un impactante descenso del nivel de los cursos de agua parece repetirse en el inicio de la primavera 2024, ya que el río Paraná presenta un caudal muy bajo. En esa oportunidad, Garrido destacó que “en las zonas del Paraná medio y bajo, la bajante afectó directamente el ecosistema acuático, ya que muchos brazos del cauce principal se secaron o quedaron con poco nivel de agua y esto perjudica directamente el hábitat de la fauna acuática como el de los peces”.
“Si consideramos a nivel del gran sistema Paraná-Paraguay, los humedales de ambos ríos fueron perdiendo humedad disminuyendo la diversidad biótica que depende de ellos. En el tramo aguas arriba de la represa de Yacyretá, los ambientes más afectados son los arroyos afluentes del Paraná que disminuyen su caudal también como consecuencia de las escasas precipitaciones”, detalló.
Al referirse al ciclo reproductivo de los peces, sostuvo que “los ríos Paraná y Paraguay poseen un cauce y un valle aluvial o valle de inundación que se conecta en forma permanente o transitoria al cauce principal. Estos ambientes son de vital importancia para la vida de las principales especies de peces de nuestra región, ya que son áreas de cría de los estadios iniciales. En épocas normales, durante el ciclo de crecidas, el valle se conecta con el cauce principal y los peces se dispersan desde las lagunas hacia el cuerpo principal del río. Durante los períodos prolongados de bajante se interrumpe ese ciclo y probablemente esto incida en la dinámica de las poblaciones de peces. Se puede afirmar que el rendimiento pesquero en la región aumenta cuanto mayor sea el valle aluvial que se conecta y o permanezca inundado en periodos favorables”.