A mediados de octubre PRIMERA EDICIÓN daba a conocer que la mentita campera (Hedeoma teyucuarensis), una especie endémica de nuestra flora nativa, estaba al borde de la extinción. Por ello, varias organizaciones, entre ellas la Fundación Teimakén, se unieron para evitar su desaparición definitiva de esta variedad que habita en San Ignacio, y es el único lugar donde vive esta especie de planta.
La Fundación Temaikén como institución responsable de la Reserva Natural Osununú, donde existe esta una planta informó que solo quedaban dos individuos silvestres en la naturaleza de la “mentita campera” y que por tal motivo comenzaron trabajos de restauración utilizando individuos producidos en vivero para recuperar esta población, unica en su tipo en el mundo.
Al mismo tiempo, reportaron desde dicha institución que un incendio intencional había afectado a varias especies endémicas y Monumentos Provinciales, como la palmera enana Yatay poñí (Butia poni) y el urunday blanco (Acosmium subelegans), impactando también a la mentita, que logró rebrotar después del fuego.
Un robo inaudito, de una especie única y en extinción
Pero esta semana llegó una muy mala noticia a la Fundación Temaikén; ya que en el último monitoreo realizado, se encontraron que uno de los dos ejemplares restantes fue robado, extraído de raíz, junto con otros dos más que habían sido traslocados desde el vivero. Así es que de las dos “mentitas camperas silvestres” que quedaban, ahora solo queda una.
Por ello, desde esta Fundación y las demás organizaciones comprometidas con la conservación de estos tesoros únicos, expresamos nuestra profunda preocupación. La pérdida de una sola planta representa un daño significativo para su supervivencia, especialmente en un momento crítico de floración y fructificación. La extinción es para siempre, debemos hacer todo lo posible para evitarla.