Muchos expertos en jardinería apuestan a esta técnica, según dicen, es infalible para aportar los nutrientes y mejorar la sanidad de las plantas. Algunos creen que es un truco “mágico” y otros aseguran sus beneficios.
En realidad, no es el clavo en sí el que aporta beneficios para la tierra y nuestras plantas, si no, que es el óxido en sí. El secreto está en que los clavos amarronados o rojizos por el paso del tiempo tienen óxido de hierro, que se produce cuando el oxígeno y el hierro tienen una reacción al entrar en contacto con el agua.
Como sabemos, las plantas necesitan del hierro para un crecimiento fuerte y sano, está a la vista entonces, es por este motivo que el óxido de hierro que desprenden estos clavos añejos, son un santo remedio para las plantas del jardín o la huerta.
Si bien los nutrientes más esenciales para las plantas son el fosforo, el potasio y el nitrógeno, el óxido de hierro sigue siendo un agregado de nutriente muy importante. El hierro aporta en la eliminación de sulfatos y nitratos, y como aporte, ayuda a generar energía dentro de la planta , por ende, impulsa al desarrollo vital de esta.
Si el hierro en nuestras plantas no es el suficiente, las hojas serán débiles y de color amarillas. También impide que las plantas crezcan sanas y fuertes como es lo ideal, por que también la raíz se debilita.
Ahora pasamos al eje central de este tema, el uso de los clavos oxidados para las plantas y los beneficios que estos tienen, ya que pueden ser una fuente de hierro necesario para que las plantas se recuperen de manera notable. De manera interna y externa, el hierro, actuará mejorando las estructuras y funciones de los cloroplastos, como así también sintetiza la clorofila.
Existen plantas que prefieren los suelos con abundante presencia de hierro: Hortensias, Plantas carnívoras, Lirios, Pinos, Gardenias, Helechos, Roble, Camelias, Arándanos y Azaleas.
Cómo usar clavos oxidados para ayudar a tus plantas
Para manipular los clavos oxidados, tendrás que tener cuidado, porque sabrás lo que supone picharse con una punta que contenga óxido. Si no deseas utilizar directamente clavos oxidados, puedes emplear otros elementos, como tuercas, tornillos de punta planas o pequeñas piezas metálicas que contengan capas de óxido.
Agua de clavos oxidados
Una manera muy práctica de aprovechar el óxido de los clavos u otras piezas, es sumergirlos en agua, a modo de “té de clavos” y lograr un agua de óxido, que la colocarás en rociadores o algún recipientes y con ella realizas el respectivo regado de la tierra alrededor de las plantas. Esta agua amarronada aportará suficiente óxido a la tierra y beneficiará a todo lo que crezca a su alrededor.
Poner los clavos oxidados en maceteros
Si tienes plantas en macetas o pequeños canteros, también puedes emplear clavos oxidados, enterrándolos alrededor, teniendo cuidado de no lastimar la raíz de las plantas cuando los deposites en tierra. También sólo puedes desparramarlos sin necesidad de enterrarlos de punta. La presencia de los clavos con óxido de hierro, actuarán con el riego, aportando los minerales necesarios hacia la raíz a modo de un buen fertilizante.
Si no estás totalmente convencido de como los clavos oxidados pueden aportar numerosas bondades a tus plantas, investiga en internet: la importancia del hierro para el crecimiento de las plantas.
¿Cómo saber si las plantas necesitan hierro?
Las plantas que más necesitan hierro son las acidófilas, entre ellas: helechos, gardenias, camelias
brezo.
Las demás pueden llegar a tener deficiencias que serán evidentes a través de la observación de sus hojas.
El síntoma más claro es conocido como clorosis férrica, en el que las hojas van perdiendo su color verde, observándose desteñidas o amarillas, según refiere un estudio botánico.
Este síntoma es mucho más notorio en los brotes nuevos, pues los antiguos ya han tomado el hierro necesario durante su crecimiento.
Si bien no es un problema para el desarrollo de la planta, evidencia que hay deficiencias nutricionales en el sustrato que es mejor solucionar.