La relación entre educación, desarrollo económico y social es innegable. En cualquier nación, la capacidad de su población, especialmente la juventud, para contribuir a la economía y la cohesión social depende en gran medida de la calidad y el alcance de su sistema educativo. En el contexto argentino, la educación secundaria se presenta como una pieza clave en este entramado, dada su función crucial en la formación de los futuros ciudadanos.
En Argentina, la escuela secundaria es el último nivel educativo que transita la mayoría de los jóvenes antes de integrarse al mundo laboral o continuar con estudios superiores. Esta etapa educativa es estratégica para el desarrollo, sin embargo, enfrenta numerosos desafíos.
Actualmente, solo dos de cada diez estudiantes que ingresan al nivel primario llegan al último año de la secundaria en el tiempo teórico esperado y con aprendizajes satisfactorios en lengua y matemática. Este dato revela una preocupación central que nos lleva a cuestionarnos la eficacia de la educación secundaria en proporcionar a los jóvenes las herramientas necesarias para construir su proyecto de vida y adaptarse al mundo laboral. A pesar de que siete de cada diez jóvenes obtienen el título secundario, esta tasa de graduación oculta problemas más profundos relacionados con la calidad aprendida.
Las dificultades se agravan en contextos de vulnerabilidad socioeconómica, donde los recursos educativos son limitados y las oportunidades para el desarrollo integral se ven restringidas. En estos entornos, la educación secundaria a menudo no cumple con su objetivo de preparar adecuadamente a los estudiantes para los desafíos del mundo moderno.
No solo es fundamental asegurar el acceso a una educación de calidad. Hay varias cuestiones que deben ser revisadas como por ejemplo los currículos. Estos deben ser revisados y adaptados para reflejar las demandas de estos tiempos. Esto implica no solo fortalecer las competencias básicas en lengua y matemática, sino también integrar habilidades blandas y tecnológicas que son cruciales en el mercado laboral actual. Otra área clave a fortalecer es la vinculación con el mundo laboral. Trabajar en una integración efectiva es indispensable para preparar a los jóvenes para un futuro en constante cambio y altamente competitivo. Esta vinculación no solo hace a la relevancia de la educación secundaria, sino que facilita una transición más fluida de los estudiantes al mercado laboral. Aquí se profundiza en por qué y cómo esta conexión es vital para el desarrollo de los jóvenes y, por fin, para el crecimiento económico y social del país.
Finalmente la participación comunitaria de los jóvenes es un componente fundamental para su desarrollo integral y el fortalecimiento del tejido social. Involucrar a los jóvenes en actividades y proyectos comunitarios no solo enriquece su experiencia educativa, sino que también contribuye al desarrollo de habilidades clave y al bienestar de la comunidad en general.
La educación secundaria tiene el potencial de ser una fuerza transformadora para el desarrollo económico y social de Argentina. Sin embargo, para que cumpla con esta función, es necesario un esfuerzo coordinado para superar las desigualdades y mejorar la calidad educativa. Un nuevo modelo de escuela secundaria que enfoca la equidad, la relevancia curricular y el apoyo integral puede abrir nuevas posibilidades para los jóvenes, preparándolos para contribuir efectivamente al crecimiento que tanto deseamos.
Colabora Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
IG: valeria_fiore_caceres