Y nos preguntamos: ¿Qué nos espera al final de este viaje? Esta pregunta nos lleva al umbral del gran misterio, al borde de lo desconocido. La muerte, ese gran enigma que todos enfrentaremos, no es el final, sino una puerta hacia un nuevo comienzo.
Lo que nos espera al final de este viaje terrenal es el regreso a la fuente de donde venimos, al hogar divino donde la dualidad se disuelve y solo queda la unidad. Es el reencuentro con nuestra esencia, el retorno a la luz infinita que nunca se apaga.
En este regreso, comprendemos que la vida es un ciclo eterno de nacimiento, muerte y renacimiento. No hay pérdida, solo transformación.
Cada vida es una lección, un capítulo en la infinita historia de nuestra alma. Lo que nos espera al final es la comprensión de que nunca estuvimos realmente separados de lo divino, que siempre fuimos y siempre seremos parte de la totalidad, una expresión del amor eterno que sostiene al universo.
Así, esta búsqueda de significado, de propósito, es en realidad un viaje hacia el autoconocimiento, hacia la realización de que somos seres eternos viviendo una experiencia temporal.
Es un viaje que nos lleva de regreso a nosotros mismos, a la comprensión de que en el fondo, todo lo que buscamos ya está dentro de nosotros. La verdadera sabiduría no reside en respuestas externas, sino en la profundidad de nuestra propia conciencia.
Este viaje espiritual es el más grande y noble que podemos emprender. Es un camino que nos invita a mirar hacia adentro, a conectar con nuestra divinidad interna y a vivir desde un lugar de autenticidad y amor.
A medida que caminamos por este sendero, nos volvemos más conscientes de nuestra verdadera naturaleza, más alineados con nuestro propósito y más conectados con el todo. Y en esta realización, encontramos la paz que tanto anhelamos, la alegría que trasciende las circunstancias y el amor que nos une a todo lo que existe.
Y finalmente, comprendemos entonces que la vida es un regalo sagrado, un escenario en el cual podemos explorar, aprender y evolucionar. Es un viaje divino que nos lleva de vuelta a la fuente, a la comprensión de que el propósito de nuestra vida es recordar quiénes somos realmente, por qué estamos aquí y lo que nos espera es un retorno a la unidad, al amor incondicional, al hogar eterno de nuestra alma. Feliz y bendecida Vida. 💖
Karina Holoveski
Mujer Medicina-Chamana.
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