Ante un auditorio conformado por autoridades provinciales, profesionales de la salud, Justicia y educación, se cumplió ayer el coloquio provincial de Abordaje Integral del Suicidio, que tuvo como principal disertante al médico especialista en psiquiatría, Demian Rodante, quien dejó enriquecedores conceptos, vivencias y herramientas para el acompañamiento y la posvención del suicidio.
“La realidad es que me conmueve cuando hay eventos tan importantes que tienen que ver con la temática del suicidio. Hace 12 años que trabajo pura y exclusivamente no solo en la docencia y la investigación sino también en lo asistencial, porque de lunes a lunes me toca asistir a personas con ideas y con intentos de suicidio como así también a familiares, allegados y conocidos que han perdido a alguien por muerte, por esa causa”, indicó Rodante.
Ante un auditorio atento, entre ellos el propio gobernador, Hugo Passalacqua, y el presidente de la Cámara de Representantes, Oscar Herrera Ahuad; además del intendente de Posadas, Leonardo Stelatto y ministros de distintas áreas, Rodante remarcó que “el problema del suicidio no es solo el suicidio en sí. Cuando suceden estas muertes por suicidio nos terminan diciendo qué hacemos a nivel de salud pública y eso nos invita o nos impulsa a tener alguna intervención. Pero la realidad es que en todo el mundo en los últimos 20 años, las tasas de suicidio global, se mantienen estables”.
En la misma línea dijo que “en nuestro país entre 8 y 9 personas cada 100.000 habitantes se quitan la vida. Por cada persona que se quita la vida, más de 30 tienen tentativas suicidas, cientos o miles están pensando en matarse en esos momentos. Para que se den una idea, el 9% de Argentina en estos momentos está luchando, durante las últimas 72 horas, con ideas de suicidio”.
Riesgo en aumento
Rodante consideró que “estar cerca de alguien que se quita la vida no solamente aumenta mi propio riesgo de suicidio, esto quiere decir que yo (Demian) hace 12 años tenía un riesgo determinado y hoy tengo más riesgo de quitarme la vida que en ese momento y además tenemos más riesgos de desarrollar algún tipo de trastorno depresivo, de ansiedad, de consumo de sustancias, de duelo prolongado, estrés postraumático y toda la psicopatología que ustedes quieran”.
“La muerte por suicidio, la conducta de suicida, es como una ola expansiva, es como tirar una piedra a un lago y donde cae esa piedra son las muertes por suicidio pero todos alrededor nos vemos afectados por ese problema”, puso como ejemplo.

Rodante, quien es jefe de la sección de Psiquiatría del Hospital Neuropsiquiátrico Braulio Aurelio Moyano de CABA, subrayó que “no depende solamente de las personas que toman decisiones ni de los profesionales de salud mental para prevenir el suicidio. Hoy por hoy, cualquier agente comunitario puede hacer algo para reducir el riesgo de que alguien se quite la vida, que se mate. Parece que es una cuestión de salud pública y en realidad el suicidio es una cuestión social”.
Señaló que “las personas que tienen ideas suicidas son atendidas en general en salitas o en centros asistenciales y muchas veces por médicos generalistas o que no son especializados en salud mental. Pero hay una realidad y es que muchas veces las intervenciones que hacen, por ejemplo, las ONGs, tienen un rol central. Desde un docente en una escuela, un compañero, hasta el tío que tiene una chance de tener una conversación con su sobrino respecto a la muerte son agentes de prevención del suicidio”.
Herramienta muy necesaria
Rodante presentó también ayer su obra “Entrevista con consultantes con conductas suicidas (ECCS)”, que propicia el aporte de herramientas prácticas para los profesionales que trabajan con esta problemática.
“Uno de los problemas que más que tenemos en Lationamerica es que no nos entrenan de manera efectiva en el manejo de riesgo en situaciones de suicidios, ni a los profesionales ni a la comunidad”, apuntó Rodante.
“Por eso armamos una guía específica de cómo actuar para los profesionales a partir de nuestra experiencia de todos estos años junto a Pablo Gagliesi”.
Intervenciones universales y específicas
En otro tramo de su exposición, el psiquiatra Rodante, explicó los modelos de intervenciones que se utilizan ante los casos de intentos de suicidios y apuntó que “cuando son en personas con bajo o moderado riesgo, se llaman intervenciones universales y un ejemplo claro son los programas de prevención del suicidio en escuelas. Si es que existen, los va a recibir todo adolescente entre 13 y 17 años que va a la escuela, por ejemplo y en otros ámbitos”.
Agregó que “los sistemas de salud, en tanto, llegan a las personas con alto riesgo de quitarse la vida y acá sí necesitamos programas más específicos. Básicamente son las famosas intervenciones en crisis, los planes de seguridad y los tratamientos específicos que demuestran, de acuerdo al paradigma científico, que funcionan para reducir el riesgo de que alguien se mate”.
En la misma línea, se refirió a la situación de la provincia en la temática y dijo que “si quieren reducir la tasa de suicidio en Misiones, hay que hacer las dos cosas: tener estrategias universales y a la vez estrategias específicas. Sino, tenemos el problema que viene sucediendo en la gran mayoría de los países, que es que las tasas de suicidio siguen apareciendo. Y encima tenemos un gran problema y es que en poblaciones específicas tenemos mayores incidencias”.
Rodante apuntó que “hoy las tasas de adolescentes en toda la Argentina duplican a las tasas de suicidio de la población general y también duplican las tentativas suicidas, con lo cual el problema es bastante mayor”.
Aseguró que “no importa que sea una intervención universal o específica, lo real es que para ser efectiva tiene que cumplir estos elementos, es decir que tiene que estar basada en un modelo simple, basado en la evidencia, en algo que ya funcionó”.