La investigación iniciada de oficio en el Juzgado de Instrucción 6 para intentar esclarecer el fallecimiento de Juanita Milagros Sirimarco Díaz, alumna de séptimo grado del Instituto Cristiano República Argentina, tras regresar a esta capital del viaje de Villa Carlos Paz, continúa su etapa de toma de declaración a testigos.
Durante los últimos días, cuatro voces se sumaron al expediente que instruye el juez Ricardo Walter Balor. Dos docentes, una madre y una compañera de Juanita, acompañada por su padre, aportaron lo que sabían respecto, principalmente, al viaje de retorno de la ciudad cordobesa.
La compañera de Juanita que viajó sentada a su lado en el retorno, relató que ella comenzó a “sentirse mal, más o menos desde las 12 hasta las 2 de la madrugada (…) Esto fue después de haber cenado, durante la cena ella estaba re bien, en el momento que ella se sintió mal, nuestras dos maestras bajaron y se quedaron con ella todo el tiempo que estuvo mal. Después de aplicarle una inyección pasaron como 30 minutos y ella se durmió, le bajó la fiebre”.
También apuntó que “a las 8 de la mañana nos hicieron bajar en una YPF, para lavar los dientes e ir al baño. Entonces yo me di cuenta que Juanita estaba mal y vomitaba, primero vomitó en el piso y después le dieron bolsas. La maestra se quedó en el colectivo con Juanita, ella nunca bajó”.
Graciela Analía Pintos, directora del Instituto Fátima que participó en el viaje junto a sus 33 alumnos, aportó su testimonio y puntualizó y las circunstancias en las que tuvo contacto con Juanita: “Al regreso, tomo conocimiento a las 3 de la madrugada que estaba vomitando una nena del ICRA, nosotros nos asustamos porque había chicos nuestros abajo, nos dicen a nosotras que nos quedemos tranquilas. Preguntamos quién era la alumna, nos dijeron Juanita, la identificamos bien porque habíamos festejado el cumpleaños de ella antes de volver. Controlamos si nuestros alumnos estaban bien, dormían todos”.
“Bajamos en Virasoro a las 8 aproximadamente, ya estaba el sol arriba, bajamos al baño. Cuando empezamos a subir de nuevo al colectivo pregunté porque no nos íbamos y me dijeron que había una nena en el baño del colectivo. Al ratito se movió el colectivo, a los 200 metros aproximadamente, pararon y buscaron las facturas y juguito para los chicos, les dijimos que no tomen jugo porque ya venían comiendo un montón de cosas y varios de ellos compraron comida en la estación. Seguimos viaje hasta la estación de servicio YPF de Fátima (Posadas) donde bajamos nosotros, ahí bajamos. Miro nuevamente si estaban todos los míos, el último que bajó fue el profesor y empezaron a despedirse los chicos”.
“Yo la vi a Juanita cenando en San Francisco, después la volví a ver en otra parada y estaba todo bien, la vi caminando”.
“Si veía peligro le pedía que pare”
Una enfermera y madre de uno de los 33 alumnos del Instituto Fátima, declaró el jueves pasado, 21 de noviembre. Sostuvo: “Yo venía en el colectivo en un asiento detrás de Juanita, ella venía abajo por la rodilla que se había lastimado en un juego de uno de los lugares que habíamos estado en Carlos Paz (…) No vi nada fuera de lo común, ella venía bien, no tenía nada, ningún síntoma de estar enferma, hablaba bien, habíamos parado en Córdoba, capital donde recorrimos el shopping, ahí ella también bajó, renga por su problema en la rodilla, pero siempre compartiendo con sus compañeros, sin ningún problema”.
“En San Francisco, Córdoba, paramos a cenar, eran las 20.30 y ella bajó junto a sus compañeros bien. No se la veía mal, cenamos todos y subimos al colectivo y retomamos el viaje. A las 2 o 2.30 de la madrugada ella empezó a vomitar y yo le sugerí a la maestra que empiece a tomar líquido para que no se deshidrate. Tomó gotitas de reliverán, que es para los vómitos, pero siguió vomitando”.
“La maestra me despertó y me preguntó si yo tenía algo porque Juanita estaba con fiebre, entonces le dije que le ponga pañitos fríos. Yo tenía entre mis cosas antipiréticos, pero como es dipirona, y hay personas que son alérgicas, le pregunté al médico si se le podía dar, porque ellos estaban en contacto permanente con el médico del seguro, pero no sé su nombre, ahí el médico dijo que siga con los pañitos fríos y se le dé dipirona inyectable, yo le digo a la maestra que se fije en la ficha si no era alérgica. Como no era alérgica a nada según la ficha, entonces preparé la medicación, como estábamos en lugar donde no se podía parar, porque no había banquina, nada, era en plena ruta, le puse una inyección intramuscular y después de eso la nena siguió durmiendo y no vomitó más, le había bajado la fiebre”.
“A las 7 u 8, empezó a tener de nuevo vómitos. Habíamos parado en Virasoro para que los chicos vayan al baño en una estación de servicios y para limpiar el colectivo. Juanita no quiso bajar del colectivo, la maestra le preguntó si quería bajar, yo escuché cuando le preguntó y ella le dijo que no, se entiende porque estaba débil, pero ella siempre estuvo bien, lúcida, contestaba y en todo momento su maestra no se le separó”.
“La nena no estaba mal como para dejarla en un hospital, no era necesario porque había parado el vómito, bajado la fiebre y sí estaba deshidratada por todo el episodio que tuvo, pero no para bajarla ahí y dejarla en un hospital, ella hablaba y en ningún momento se quejó que le doliera algo, que yo recuerde, y la maestra le dijo que ya estábamos cerca, y que lo mejor sería que lleguemos y se le lleve al hospital allá, como estábamos cerca y ahí no escuché otra cosa”.
“En ningún momento ella estuvo sola, siempre acompañada de su maestra y yo colaborando como enfermera. Si yo veía que la niña se encontraba en un estado de peligro, le decía a la maestra que pare”.
“Me tiro frente al colectivo”
Otra maestra del Instituto Fátima sostuvo (también el jueves pasado) ante el juez, el fiscal René Germán Casals y dos abogados querellantes en la causa que, no notó en una situación grave o alarmante a Juanita: “De ánimo estaba bien, con lo lógico del estado de cansancio y no me llamó la atención. Si yo hubiera visto que convulsionaba, yo mismo me tiro delante del colectivo para que pare, porque tengo una niña con epilepsia. Pero nada que me llamó la atención para creer que esto iba a terminar de esta manera. Sinceramente, la maestra y la profe del ICRA estaban arriba de los chicos y más cuando se lastimó la rodilla Juanita, más pendientes”.