Amenazas reiteradas de violencia extrema con arma de fuego, insultos constantes, golpes y un cuchillo apoyado en el cuello delante de sus hijas, son solo algunos de los detalles que fueron denunciados por una médica de 47 años de esta capital y que apuntan a un solo responsable y autor, su exesposo de 54 años, abogado que se desempeña en el fuero penal local e incluso autodenominado representante de la Fundación Carolina Aló en Misiones, organización no gubernamental que combate la violencia familiar y de género, principalmente.
La denuncia se investiga desde el jueves 10 de octubre en el Juzgado de Instrucción 6 de la Primera Circunscripción Judicial. En manos del juez Ricardo Walter Balor y el fiscal René Germán Casals, se inició la causa por amenazas y violencia de género y familia que presentó la profesional de salud y quien enfrenta, atemorizada, los reiterados incidentes que provocaría el abogado, según su testimonio, desde 2021.
Por amenazas similares en el Juzgado de Violencia Familiar 1 también se abrió una causa hace poco más de un año y cuyas primeras averiguaciones y pericias derivaron en una orden de exclusión de hogar y restricción de acercamiento a las víctimas para el apuntado.
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, en octubre la víctima ratificó en el juzgado de Instrucción 6 de la calle Buenos Aires (casi avenida Roque Pérez) los hechos de violencia de género: “Tenemos problemas de pareja desde hace muchos años. En el 2021 él se fue de casa, abandonó el hogar, nunca se puso en contacto con sus hijas, nada. Ellas lo llamaban y les cortaba la comunicación. Hasta febrero de 2022 se fue a vivir al hotel Julio César. En esos meses demostró que estaba bien. Estuvo tres meses re buenito. Los primeros días de marzo del 2022 vuelve a mi casa, al departamento, mientras tanto retomamos la construcción de nuestra vivienda, en la que actualmente estamos viviendo. En diciembre de 2023 volvimos a tener conflictos de infidelidad. Lo descubrí, hubo una pelea y él se fue del departamento. Ahí hice la denuncia en la Comisaría de la Mujer y el juez Alfredo Olmo Herrera (Violencia Familiar) dictaminó que se lo excluyera del hogar”.
“Cuando llega la cédula correspondiente estábamos los dos solos en la casa. Una oficial le informó que tenía que retirarse del lugar y él le dijo que estaba todo bien entre nosotros, que había sido un error. Los oficiales se fueron, y él me llevó a la comisaría de la Mujer y ahí yo tuve que relatar que estaba pasando una situación de estrés y angustia y tuve que mentir”.
Bajo este contexto de miedo y reiterado maltrato, la médica intentó soportar y contener a sus hijas: “Hasta el 1 de octubre, él me lleva a mi trabajo y cuando llego me encuentro con que había fallecido un compañero. Le aviso que me sentía mal y que no estaba en condiciones de seguir trabajando y que quería ir al velorio. Me pasa a buscar y vamos a nuestra casa, estábamos solos, mis hijas en el colegio (…) Veo que le llega un mensaje de Whatsapp y él me dice: ‘Mirá me están escribiendo’, yo le pregunto quién le escribía y él me responde ‘qué te importa’. Le pido que no me falte el respeto y me dice que tenía un arma y que estaba podrido. ‘Ya sé con quien la voy a usar’, me amenaza y sube las escaleras.
Después bajó y le dije atemorizada que esto no da para más y que por favor se retirara de la casa. Se fue con lo puesto”.
“Al otro día veo por las cámaras de seguridad que ingresa a mi casa. Yo le pedí a su abogado que le diga que no entre cuando no hay nadie a la casa. Le dije que no se acerque, que no vaya a mi trabajo. Que yo realmente le tengo miedo”.
“Después mi hija le lleva a su padre su título profesional, un sillón, todos sus trajes, zapatos, todas sus corbatas, restos de elementos personales. Todo eso se lo llevó al hotel donde estaba alojado. Mi hija estaba en crisis porque esa noche se hizo presente un señor titular registral del Peugeot 208 que había comprado y me dice que viene a buscar el auto y que le haga entrega del vehículo porque sino me iba a denunciar por robo. Le contesté que yo tengo el 08 firmado con nota protocolar. Mi hija se comunicó con el padre para reclamarle esta situación, pero él le cortó”.
“Ella se fue sola al hotel y se encuentra con su padre en la escalera y él le pregunta qué venía a hacer, ella le reclamó porque era tan malo con nosotras. Le respondió que ella no sabía lo que le esperaba, que iba a hacer algo mucho peor que lo que le hizo a su primera hija, fruto de otra relación. En ese momento, mi hija se desespera y grita y él llamó a la policía para que la detengan porque ‘está alcoholizada o drogada y me viene a molestar’, mintió. La patrulla se llevó a mi hija a la comisaría”.
La denunciante agregó que desde ese momento: “Tengo mucho miedo, vivo sola con mis hijas y me manejo sola con ellas, él es capaz de hacer cualquier cosa”.
Expediente
En cuanto a la evolución de la denuncia y expediente, el juez ordenó la realización de un informe socioambiental, de rigor en estos casos, como también solicitó que sean citados los posibles testigos que fueron mencionados en la causa.
Las mismas voces resaltaron a este Diario que, la semana pasada, a la hija mayor involucrada se le tomó declaración en Cámara Gesell. Se trata de una adolescente de 17 años, cuyo relato fue analizado y determinado por los peritos forenses del Superior Tribunal de Justicia como de una menor que comprende las preguntas y sus respuestas coinciden en su poder claro para evocar acontecimientos y relacionarlos. En este caso, la estudiante secundaria remarcó puntillosamente que fue víctima de violencia psicológica, económica y verbal. Sufrió amenazas, insultos denigrantes y constante presión mental. “Maltrato referente a un patrón violento hacia ella y su madre”.
Declaró un episodio extremo de violencia en el que su padre amenazó a su madre con un cuchillo en el cuello y golpes. Recordó que esto habría ocurrido cuando ella tenía 6 años.
Respecto al acusado, el juez Balor ya solicitó la citación a indagatoria al abogado denunciado. Medida que se concretaría durante las próximas horas.